Los cardenales votaron finalmente por el obispo de Boston, Estados Unidos. Era uno de los principales candidatos a suceder a Francisco en el Vaticano. Nació en Chicago el 14 de septiembre de 1955.

El norteamericano -con pasado misionero en Perú- se hará llamar León XIV. El anuncio generó un estallido de júbilo entre los miles de presentes en la Plaza San Pedro en el Vaticano, donde se esperó con emoción y fe el anuncio de quien sucedería al último Papa, Francisco I, el argentino Jorge Bergoglio.
Prevost era -tras la muerte de Francisco-, el prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina desde enero de 2023.
¿Quién es Robert Francis Prevost?
Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Estados Unidos, y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas, en Filadelfia.
Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado. Se unió a los agustinos en Perú en 1985, para la primera de sus misiones en el país andino.
Al regresar a Chicago, en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y, posteriormente, prior general de la orden en todo el mundo.
Regresó a Perú en 2014, cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.
Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.
La idea de un Papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia -estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves- o por decisiones geopolíticas.
Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost dejó Perú para sumarse al Gobierno vaticano, donde dirigió el dicasterio para los Obispos, que tiene la importante función de aconsejar al Papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.
Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba “mucho por hacer” en la transformación de la Iglesia.
Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.
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