El tesgüino es cerveza de maíz, elemento indispensable para toda fiesta pública o privada, típico y exclusivo de la raza tarahumara.

Todos se movilizan hacia sus chozas, pues es costumbre de ellos tener siempre varias jarras con la bebida dispuestas para cualquier momento un buen pretexto es una gran ocasión para ellos.

En poco tiempo se organiza la fiesta, tambores, palmas y bailes acompañados de gritos conforman la algarabía, todos beben sin recato el sabroso tesgüino y gozan de la celebración; el brujo abraza a las mujeres, en el jolgorio y de repente las besa.

Los jóvenes toman pequeñas piedras y se las tiran al cuerpo de las muchachas que les gustan, algunas devuelven las piedras en señal de que le correspondían al interesado y ello quiere decir que comenzaba un romance entre la pareja.

Otras, se hacen las disimuladas y tuercen el hombro en claro rechazo y el desafortunado se retiraba cabizbajo.

Los tarahumaras consideran que cada persona lleva un Desagiki, pájaro, maligno que causa enfermedades al ser humano, nadie puede verlo, sólo los brujos y hechiceros.

Todos lo escuchan, pero no los ven, deben de darle de comer carne y tortillas y se heredan de padres a hijos, se alejan con cenizas de chile piquín y cuando el poseedor de uno de ellos se molesta con los moradores de algún lugar azuza al pájaro y causa terribles enfermedades.

Por eso, siempre tratan bien a todo el mundo; “No vaya a ser que sea el dueño de un Desagiki”, pues los poseedores del ave, mantienen en secreto la propiedad de la misma y cualquiera puede ser propietario del terrible y peligroso animalito. De mi libro Sobre las huellas.

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