De Julio Ayala Carlos

  • Votación raquítica. Triunfo pírrico…

  • LA ELECCIÓN F UE UN FRACASO, además de farsa, y fraudulenta. La raquítica votación obtenida, producto de la desconfianza ciudadana, negligencia y desinformación, mostraron también un malestar social por la forma en que el gobierno federal y los partidos aliados, han operado para someter al Poder Judicial que, con todo y la corrupción ahí generada, le daba un contrapeso al poder.

¿Por qué fue un fracaso la elección del 1 de junio, en que se eligieron jueces, magistrados y ministros?

Porque de los casi 100 millones de electores que integran el padrón electoral, sólo acudieron a votar el 12 por ciento, es decir que de cada 100, solo 10 salieron a hacerlo, y de éstos hay un porcentaje que lo hizo en contra, como forma de protesta contra la elección de jueces, magistrados y ministros vía el voto popular.

Así, pese a los recursos y esfuerzos del gobierno federal, y de los estados donde gobierna Morena, el partido en el poder, de hacer ésta una elección masiva, los mexicanos no salieron a votar.

No obstante, habrá que decirlo, la presidente de la República, Claudia Sheinbaum Pardo dice que fue todo un éxito. Nada más falso. Nada más mentiroso, pues la cifra ni siquiera llega a la tercera de los votos que obtuvo la hoy presidente en la elección del 2024.

Sí. Los mexicanos no salieron a votar por todo lo señalado, pero también porque el discurso de que con la elección se acaba la corrupción, simplemente no pegó. Es decir, no le creyeron a la presidente, ni a su antecesor, de que con la elección de jueces, magistrados y ministros se acabará con todos los vicios existentes e inventados en el Poder Judicial, y de que ahora sí la justicia será pronta y expedita, y de que llegará a los pobres.

Nada más mentiroso con lo que se quiso engañar al grueso de los ciudadanos para que salieran a votar, pues de entrada el que se va a acabar con la corrupción no es más que una promesa, como prácticamente todas las que hace el gobierno, sin llegar nunca a concretarse, y porque muchos de los candidatos participantes tienen ligas con el narco y al propio gobierno al que responden.

Hay que decirlo. Decir que la corrupción se acabará porque los jueces, magistrados y ministros se eligen por el voto popular, es como cuando decía Andrés Manuel López Obrador que los moches se acabarían en su gobierno, que la gasolina costaría 10 pesos, y que los narcos se convertirían en agricultores…

O cuando prometió que el país iba a crecer al 6 por ciento anual, que metería a los presidentes a la cárcel o que él no viviría en Palacio ni en Los Pinos. O que iba a resolver lo de los 43 normalistas desaparecidos.

Nada de eso cumplió. Precisamente porque era una promesa es eso, una promesa, porque era una farsa, porque era mentira, como que se va a terminar la corrupción en el Poder Judicial federal, si los candidatos del gobierno no son precisamente honestos.

En efecto, las promesas son eso, promesas. Y sin son de Morena, peor…

No obstante la raquítica votación, tiene razón el senador de la República: con los que voten, aunque sean cinco, se integrará el nuevo Poder Judicial.

Y luego, los votos emitidos no fueron contados por los ciudadanos, sino por el INE, lejos de los electores, en privado, en lo oscuro, sin nadie que proteste, que critique. Igualito a lo que en sus tiempos dorados hacía el PRI y el gobierno.

Pero dicen que fue todo un triunfo. Un día histórico. Una elección histórica. Que ya se acabó con la corrupción. Que 10 millones de mexicanos, es mejor que 128 senadores. Aunque esos 10 millones hayan asistido con acordeones.

En fin. Una votación raquítica. Y un triunfo pírrico.

Comentarios: ayala.jc30@gmail.com

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