Identificar una época según sus características parece que no es tan difícil especialmente para nuestro tiempo pues parece que a nadie le importa que le digan que es un irreverente y no tan solo por el lenguaje que usa sino por sus actitudes frente a las más dispares de la tragedia humana que nos rodea. Nunca había sido tan fácil burlarse de todo y de todos.
Es el parecer, con cual coincido, de George Steiner: “Yo describiría nuestra época actual como la era de la irreverencia”. (George Steiner, Lecciones de los maestros, SIRUELA, Madrid 2020, p.172)
CAUSAS
¿Por qué llegamos a esta denominación de época irreverente? Aquí apuntamos algunas causas: la revolución política, del levantamiento social (la célebre ´rebelión´ de las masas de Ortega), del escepticismo obligatorio en las ciencias”. (Steiner, p.172)
Con respecto a la revolución política parece ser que a todos se les permite prácticamente de todo y se olvida por completo cualquier tipo de restricciones y así se instaura el reino de “sálvense quien pueda”. Las autoridades políticas con quieres restar popularidad ante sus votantes y se privilegia el “dialogo” y replegarse ante cualquier manifestación violenta dejando a la “libertad de expresión” haga de las suyas. No hay una orientación clara que esto tiene normas para no caer en la barbarie.
Esto viene aunado a lo que Steiner dice con respecto al ´levantamiento social´, protestar por todo y a todas horas y de manera extrema.
A QUIEN INCENSAMOS HOY
Así lo comenta Steiner: “La admiración –y mucho más la veneración- se ha quedado anticuada. Somos adictos a la envidia, a la denigración, a la nivelación por abajo. Nuestros ídolos tienen que exhibir cabeza de barro. Cuando se eleva el incienso lo hace ante atletas, estrellas del pop, los locos por el dinero o los reyes del crimen” […] Que millones de personas lleven camisetas con el número del dios del fútbol o luzcan el peinado del cantante de moda es lo contrario del discipulazgo”. (Steiner, p.172)
Steiner es famoso por decir lo que nadie quiere decir por temor inclusive a posibles demandas o atentados a los ficticios derechos humanos.
Es común escuchar verdaderos elogios, incienso, pero del más caro, a los atletas de los cuales casi todo mundo sabe casi prácticamente todo sobre su vida, así como los comentaristas, futbol incluido, que dicen auténticas barbaridades sin ningún tipo de pudor, de los cuales exhiben sus lujos que sus exorbitantes salarios que reciben. Y esto les permite a estos atletas y estrellas del pop pontificar sobre lo que les pase por la cabeza por más disparatado que sea y se le hace caso y sus palabras hoy tienen tal peso que eso es lo que les queda a sus acólitos que los aplauden a rabiar.
Qué decir por los ´locos por el dinero´, no importa si es adquirido fuera de la ley o de negocios aunque lícitos no quiere decir éticamente válidos. De los ´reyes del crimen´, ya ni hablamos.
LA TRIPLE AVENTURA
Tenemos que regresar los ojos a los maestros, esos “monumentos intelectuales que no envejecen, pero la pregunta es que si éstos ¿pueden sobrevivir al embate de la madera?
Hoy es muy difícil encontrar personas que de verdad quieran aprender, y me refiero a las escuelas cuyos alumnos hacen de todo, menos aprender.
Podemos abonar que para salir de este vivir de la irreverencia sea precisamente este deseo de conocimiento: “La libido scendi, el deseo de conocimiento, el ansía de comprender, está grabada en los mejores hombres y mujeres. También lo está la vocación de enseñar. No hay oficio más privilegiado. Despertar en otros seres humanos poderes, sueños que están más allá de los nuestros; inducir en otros el amor por lo que nosotros amamos; hacer de nuestro presente interior el futuro de ellas: esta es la triple aventura que no se parece a ninguna otra”. (Steiner, p.173)
Apuntemos estos tres elementos: sueños, el amor, el presente interior. Por lo tanto tenemos mucho entre nuestras manos para dejar esa huella en los alumnos que nos rodean, un modelo de vida.
EL HUMILDE MAESTRO
“Es una satisfacción incomparable ser el servidor, el correo de lo esencial, sabiendo perfectamente que muy pocos puedes ser creadores o descubridores de la primera categoría. Hasta en un nivel humilde –el del maestro de escuela-, enseñar, enseñar bien, es ser cómplice de una posibilidad trascendente”. (Steiner, p.173)
En primer lugar es urgente retomar la función del maestro en todos los niveles de educación, que sea cómplice de posibilidades trascendentes y sólo lo podemos lograr con enseñar y enseñar bien.
El principal enemigo, entre otros, de la educación es competir con una sociedad del beneficio, o sea, solo estudiar para ganar más dinero, fama y poder, priorizar mi beneficio personal, el utilitarismo comercial. “Una sociedad como la del beneficio desenfrenado, que no honra a sus maestros, es una sociedad fallida. Pudiera ser que fuera este el significado radical de la pornografía infantil”. (Steiner, p.173) Creo que la educación no es sólo para ganar dinero a costa de los alumnos que se tienen enfrente, aunque, siendo una profesión la del profesor, su labor no tan solo es recibir un sueldo por un magisterio mal desempeñado o simplemente no presentarse a dar clases pero si recibir una quincena.
El materialismo no puede suplir o erradicar “el amanecer que experimentamos cuando hemos comprendido a un Maestro”. (Steiner, p.173)
Por eso la educación es ver a la cara al alumno, verle el rostro iluminarse por algo que ha comprendido y que está a su alcance para pintar este mundo de luz, aunque reinen por todos lados la oscuridad.