La rebelión iniciada en 1810 pretendía terminar con el dominio español que había gobernado el país casi 300 años, convirtiendo en virreinato un territorio que hasta Siglo XVI estaba dividido en comarcas.

Había una docena de diferentes culturas, multitud de etnias. Al iniciar el movimiento, los insurgentes, “rebeldes” para el virrey, cinco meses después, le preocuparon y en febrero de 1811, Francisco Javier Venegas, ofreció a Miguel Hidalgo e Ignacio Allende un indulto si deponían las armas.

A esta propuesta, Hidalgo contestó: “El indulto, Señor excelentísimo, es para los criminales, no para los defensores de la Patria, y menos para los que son superiores en fuerza”.

La primera etapa de la lucha independentista, termino cuando Hidalgo fue tomado prisionero en marzo de 1811 y fusilado –tras ser excomulgado- en julio del mismo año. Fueron ejecutados los principales jefes del movimiento, Allende, Aldama y Jiménez, sus cuerpos fueron decapitados y las cabezas exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato.

Pero en el momento de la disolución del primer ejército insurgente, ya había surgido otro comandado por José María Morelos y Pavón, alumno de Miguel Hidalgo en el Colegio de San Nicolás.

La lucha por la independencia de México continuó con varios caudillos hasta su conclusión 11 años después, el 27 de septiembre de 1921 con la entrada del ejército Trigarante, insurgentes y realistas unidos, a la Ciudad de México.

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