Era una novedad en la ciudad de México de 1932, el hecho de que una mujer pilotearía un avión; al lado del coronel Roberto Fierro, jefe del Regimiento Aéreo de Balbuena y así pasó a la historia de nuestro país, les habló de Emma Catalina Encinas Aguayo.

Fue la primera mujer mexicana en recibir la licencia de Piloto Aviador en el Departamento de Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, esto, el 4 de diciembre de 1932 y fue invitada a volar sola el 20 de noviembre de ese mismo año.

Estaba lista, su ascenso en la nave sería por la mañana; entre los pilotos y el público vagaba la noticia que una mujer volaría un avión, sin más compañía de su fuerte carácter y valentía, apoyada sólo por su destreza.

En el público, rondaba el temor de una desgracia, admiraban que se atreviera a conducir una nave por eso con algarabía y expectación las calles se llenaron de gente.

Llegó vestida con pantalón y botas altas tipo militar, chamarra de cuero rojo, bufanda blanca con el escudo de aviación bordado y con toda la actitud para realizar el vuelo memorable en el avión Spartan que ya estaba preparado.

El coronel Roberto Fierro, se subió en el lugar del instructor, dio la orden de iniciar un vuelo recto y nivelado, luego hacer “ochos”; después aterrizajes, en diversas maneras.

“Emma Catalina ya sola, despegó, tomó altura y niveló; con lógico nerviosismo, observó desde la altura, la calles copadas de expectantes que seguían su odisea y esto la animó y surcó el cielo entre piruetas con destreza y exactitud.

Ya tranquila, luego de un buen rato, inició los procedimientos para aterrizar. Después de tres toques y despegues condujo el avión hasta el hangar y una vez que detuvo el avión fue materialmente bajada de la cabina por un numeroso grupo de entusiastas que la llevaron en hombros; de ahí partieron rumbo al Zócalo, donde fue vitoreada por la multitud.Reproductor de audio

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