Los terrenos donde se levanta Palacio Nacional fueron ocupados por la nobleza de la antigua Tenochtitlan. A un costado de los centros ceremoniales, se alzaban edificios que servían como residencia de los ilustres.

Entre ellos se situaba la casa de Moctezuma II, que no solo se ocupaba con fines habitacionales, sino también servía como almacén de tributos, alimentos y joyas.

“Las moradas de los señores y sus palacios ocupaban los lotes de mayor extensión; grandes edificios con dos pisos, algunos tenían numerosas cámaras, patios, almacenes, estanques y huertas. Estas casas estaban encaladas y en sus muros se encontraban pinturas decorativas”.

Es bien sabido que, con la llegada de Hernán Cortés a América, en 1521, comenzó el declive de la Gran Tenochtitlán. Lo que tal vez no es tan conocido es que el conquistador ordenó la destrucción de los palacios y centros ceremoniales aztecas e ideó la construcción sobre sus ruinas de una nueva ciudad.

El primer edificio en construirse fue la casa de Cortés sobre lo que quedaba del palacio de Moctezuma. Los trabajos tomaron años. Para 1547, con la muerte de Cortés, el edificio contaba con dos niveles, tres patios y ocupaba la mitad del predio actual.

Pasó a manos de la Corona española que lo compró a su heredero Martín Cortés para albergar a los virreyes. El primero en habitarlo fue Gastón de Peralta, en 1566, momento en el que se le empezó a conocer como Palacio Virreinal. FUENTE: Revista Expansión.

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