Por JORGE OCTAVIO OCHOA.

El pueblo mexica, o azteca, empieza a repetir la misma parábola: no cree, pero acepta sumiso, por miedo, por dolor, y porque simplemente no hay de otra.

Los mexicanos van, a ciegas, como en la transición de la conquista, a completar otro sincretismo, ahora político, para empatar a los dioses y demonios del pasado y del presente.

Morena ganará al menos 5 de las 6 gubernaturas en juego este año, gracias a la venia del señor, que es casi un santo dice Solalinde, quien considera a ese movimiento como un “verdadero transformador de conciencias”.

La “morenita” del Tepeyac, es ahora la Morena de Palacio. Semiótica pura, con un presidencialismo omnipresente, que dicta sentencias, indica rumbo, y dice quién o quiénes son los nuevos apóstoles de la nueva palabra, o ideología.

¡Nada de elección abierta!. ¡Será encuesta! Fue el fallo del mandamás. Así se inaugura esta nueva forma de “dedazo”, que convalida, descalifica, escoge candidatos, igual que lo hacía el antiguo PRI.

Vendrán horas de tribulación y de escarnio para algunos; de exculpación y perdón para otros. Así fue hace unos días y así será en el futuro, porque ya lo ordenó el Tlatoani. Sin embargo, ya han surgido los primeros apóstatas.

Encuestas, la nueva forma del “dedazo”

Susana Harp, aspirante de Morena a la gubernatura de Oaxaca, tronó contra su partido. Dijo que “todo fue una farsa”, una “simulación”, para decidir la candidatura. Sin embargo, también se fue directo contra López Obrador:

“Es terrible saber que, dentro de casa, dentro del espacio donde se pide no robar, no mentir, no traicionar, donde se habla de la revolución de las conciencias, pues haya este tipo de prácticas”.

“Realmente lo único que hicieron y lograron en Oaxaca fue dividirnos. No soy yo, son ellos los que provocaron esta división, estas reglas falsas”, sentenció tajante en una entrevista para Sin embargo.

La artista reveló incluso, que desde antes había resultados de las presuntas encuestas, que fueron publicados en la página web de Morena. Hasta la fecha, Mario Delgado no ha respondido a esta acusación.

En Durango, el senador José Ramón Enríquez, también se inconformó por la decisión de nominar a Alma Marina Vitela Rodríguez como candidata de Morena a gobernadora, y anunció una caravana “para corregir” la elección.

Denunció que se eligió a la candidata de manera cupular en Morena, con un criterio para acomodar hombres en Estados donde el partido tiene mayor competitividad, como Oaxaca y Tamaulipas.

También parafraseó a López Obrador: “Soy fundador del movimiento, para que no se confundan algunos. Es no mentir en las encuestas, no robar en las encuestas, y no traicionar al pueblo de Durango y al pueblo del país”.

Lo peor: el senador Enriquez hizo una analogía entre encuestas y desempeño académico, quizá olvidando que ese es precisamente el talón de Aquiles de López Obrador, que ya es catalogado como un presidente REPROBADO.

Así se refirió José Ramón Enriquez a las encuestas:

“Fuimos en el proyecto como el estudiante más brillante de la clase: nos preparamos, estudiamos, fuimos disciplinados, sacamos honores; disciplinados para estudiar, pero fue el premio otorgado al estudiante menos competitivo, que sacó cero”.

Entre la religión y la narcopolítica

La evidencia de este sincretismo entre la religión y la política se dio también en la primera semana del 2022, en medio de uno de los inicios de año más sangrientos que se tenga memoria.

Fiel al librito y a las nuevas tablas del mandamiento, el gobernador de Zacatecas, David Monreal, declaró que es parte de una “herencia maldita”, el hallazgo de una camioneta con cadáveres enfrente del Palacio de Gobierno.

En el extremo de la impotencia, sólo atinó a balbucir: “confío en la bendición de Dios y espero que hayamos llegado a tiempo para detener este deterioro y todo esto que está sucediendo”.

¡Que Dios nos agarre confesados! le faltó decir al gobernador. Pero, como si fuera maldición, aparecieron otros 6 cuerpos, ahora en el Estado de Veracruz, en una carretera del municipio de Isla, dirección a Cosamaloapan.

Ambos casos, son parte de la pugna sangrienta entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Pacífico, la misma que se anidó desde los tiempos de Carlos Salinas y perduró hasta nuestros días.

El narcomensaje no deja dudas: acusan al gobierno de Veracruz, a la Policía Municipal de Cosamaloapan y al secretario de Gobierno, de dar protección al Cártel del Pacífico.

Es decir, los políticos siguen metidos en el ajo del narconegocio y el subconsciente los traiciona. El presidente López Obrador dice que se trata “de una provocación”.

La pregunta de rebote es: “¿De qué o por qué? No podemos hablar de resultados, porque simplemente no los hay. Es evidente que el gobierno simplemente ha perdido el control, si es que alguna vez lo tuvo.

Crece guerra y ejecuciones

La guerra entre cárteles del narcotráfico ha crecido exponencialmente durante los tres años de gobierno del presidente López Obrador. Tan sólo el año pasado hubo 32 mil 967 ejecuciones.

Peor aún: hoy sabemos que más de 21 mil soldados han salido del Ejército. Es obvio que muchos de estos ya sirven a los cárteles. El propio Senado de la República confirmó lo que se veía claramente:

Dos son los cárteles del narcotráfico que dominan en México. Justamente el cártel del Pacífico (antes Sinaloa) y el Cártel Jalisco Nueva Generación. En total son 7 los que se mueven por todo el territorio nacional.

El presidente habla de “avances”, de “paz y tranquilidad”, cuando en el país hay cientos de miles de desplazados, algunos de ellos instalados en sus narices, en los alrededores de Bellas Artes, justo camino a Palacio Nacional.

Hay todo un espectáculo de terror en México, con cadáveres colgados en puentes, enbolsados, crucificados. Por mero tacto político y sensibilidad, López Obrador no debería hacer tales afirmaciones, pero el mal ejemplo cunde.

Ahora Claudia Sheinbaum dice que la policía de la CDMX se perfila para ser una de las mejores del país. ¿Con base en qué análisis, qué estudio? ¿Comparados con qué? Hay una profunda irresponsabilidad para festinar de esta manera.

Pero el presidente exculpa. Cuauhtémoc y Cuitláhuac son dos santos barones. Y pues, de David, ni para qué hablar, ni forma de defenderlo. Pero el presidente de México culpa a los medios de información.

“Andan en busca de las podridas” ¿Es lo único que se le ocurre, señor Presidente? ¡Que mediocre conjetura! ¿Hay avances en otros indicadores? ¿Cuáles, diga usted cuáles? Simplemente no los hay, no mienta.

Lo peligroso de todo esto es que, ante la impotencia, lo que sigue, ahora sí, es la militarización real. Entonces sí, las Fuerzas Armadas entrarán a las ciudades y adiós las garantías individuales, el libre tránsito, los derechos humanos.

Pero, seguimos en lo dicho: es realmente penosa la estulticia del PAN. Los pocos espacios que tiene, los usa para promocionar la imagen ¡de Marko Cortés! ¡Que pena, realmente que pena da el lidercillo!

Es claro: son los políticos quienes inyectan el odio, como forma de manipulación.

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