El lunes 11 de septiembre de 1854, el Gran Teatro de Santa Anna abría sus puertas por la tarde, la función, según los periódicos de la capital, sería coronada por el éxito más estruendoso.

No era una gala cualquiera, se reunían la Compañía de Ópera Italiana de René Masson con “Belisario”, de Donizetti, y la orquesta interpretará el “Himno de Bottesini”, dedicado al “Salvador” de la patria: Antonio López de Santa Anna.

Fue quizás un auto homenaje, celebrar el aniversario de la victoria del caudillo sobre los hispanos, para reconquistar México, la corona, no se resignaba a perderla.

Los hispanos con 21 navíos a cargo Ángel Laborde, bajaron en Cabo Rojo, Veracruz. con 3,100 soldados y armas modernas, comandados por el Brigadier Isidro Barradas. Fuerzas de Veracruz y Tamaulipas intentaron atajar su camino a Tampico, pero los españoles lo tomaron, Pueblo Viejo y Veracruz.

El 2 de agosto, el presidente Vicente Guerrero, proclamó a los mexicanos para unirse en la defensa, integró el “Ejército Mexicano”, al de López de Santa Anna.

Éste con Manuel de Mier y Terán, dieron la batalla la noche del 10 al 11 de septiembre, los españoles cayeron ante las bayonetas.

Este enfrentamiento, rindió a los iberos ante el empuje mexicano que libraron valor y audacia pocas veces vista en nuestro país. Los ibéricos entregaron armas y banderas el 12 de septiembre de 1829.

No cuenta la historia oficial que el general Barradas fue derrotado por un huracán con sólo tres escaramuzas en Tampico. Mosquitos, agua contaminada, hambre, vómito y diarreas causaron más bajas las balas

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