Las instrucciones del CEN de Morena para el proceso electoral interno del pasado 30 de Julio fue, No usar la estructura partidaria a votar, sólo para movilizar a la militancia y al pueblo en general, a la masa. Cueste lo que costara. Pocos lo entendieron y menos lo lograron. Los resultados fueron muy pobres.
En estados como Guerrero, donde domina políticamente Morena, como en pocos estados del país, la movilización de ese proceso estuvo presidida por los resortes que desde Casa Guerrero, que se movieron con mucho disimulo y más abierto por el propio senador Félix Salgado Macedonio, con toda la fuerza de los Programas Federales de Bienestar, al mando de Ivan Hernández, y la mal manejada delegación estatal de Morena, por el títere de Félix Salgado Macedonio, Rafael Camacho Ney Catalán, y diputados cuyo protagonismo ya es una misma en el Congreso, el ambivalente e inmaduro y nuñista Jacinto González Varona, quien en esa jornada como diputado con “licencia” fue juez y parte. No cabe duda, No son iguales, son peores.
Una cosa es mover a la gente para un mitín y otra muy diferente llevarla de la mano a votar, más cuando no se está ofreciendo nada. No fue una elección oficial del INE, no hubo torta ni lonche, tampoco se requirió la credencial de elector, el convencimiento se quedó en la puerta o viendo desde lejos el evento, que pareció un tanto lejano pese a la movilización que hicieron interesados morenistas obsesionados por lograr llegar y aparecer entre los primeros en la lista para ser planeado como consejero o consejera. El mejor desempeño lo realizó la alcaldesa de Acapulco.
Abelina López Rodríguez a convertido la administración Municipal de Acapulco, en su cuerpo Operador Político. Toda, toda la administración Municipal trabaja y trabajó para Abelina, supervisados minuto a minuto desde un día antes, hasta un día después por dos docenas de altos funcionarios. Ella conoce absolutamente todo el panorama político electoral de Acapulco como nadie. Más de 20 años de gestora en las calles, callejones, cañadas, colonias, pueblos y comunidades, y sobre a la gente, con esa gente que siempre a apoyado, con la que a caminado, hoy la a convertido en una pieza de relojería Suiza a su servicio político. Que nadie, nadie en Morena Guerrero tiene.
Lo que resulte del proceso del Distrito 9 Acapulco, sin duda alguna los ganara la operación política de la alcaldesa de Acapulco, sin acercarse. El reloj, su reloj político ya está trabajado, que estos ensayos le darán la fuerza innegable para el 24, fuerza política electoral que por su trabajo, logística, preparación pocos tienen, aunque Acapulco se este cayendo a pedazos.
En lo general todo fue un desorden, en la pasada elección del 30 de Julio, los clásicos líderes de Morena, aquellos que afirmaban trabajar desde el primer día de su fundación, fallaron. Los puntos de elección estuvieron vacíos y se tuvo que llegar al embarazo de las urnas. Así, sin escrúpulo alguno, para también embarazar las redes sociales y los medios escritos.
Lo notable de ello fue total falta del trabajo de los “operadores político electorales”. Esos que hacen su trabajo desde meses, semanas, días y horas antes de un proceso electoral, y que aseguran No por arte de magia, sino con una calculadora en la mano, el resultado desde horas antes de cerrarse el proceso electoral.
Los líderes de Morena, Guerrero, como el propio Félix Salgado Macedonio, los líderes formales del partido, Rafael Cuauhtemoc Ney, o el propio delegado federal de los programas Bienestar, con el ejército de los Servidores de la Nación, Iván Hernández Díaz, y diputados como Esther Araceli Gómez y el mitómano de Jacinto González Varona y muchos otros no descansaron en formar grupos como si fueran Boy Scout, para llevarlos en masa a las urnas, lo cual estuvo muy lejos de ser efectivo, fallaron como operadores políticos, con los cientos de miles de pesos gastados, lo logrado fue absolutamente magro comparado con lo que logró por ella misma y para ella, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez.
Morena carece de operadores políticos, que determinen la inmovilidad en las urnas.
