El caso Iguala Ayotzinapa, que refiere los hechos ocurridos la noche del 26 y madrugada del 27  septiembre de 2014, con la desaparición de 43 normalistas, pero que también tiene que ver con tres estudiantes de la Normal Rural asesinados, el ataque al equipo de Futbol Los Avispones, así como tres civiles fallecidos, más de 40 civiles afectados de manera indirecta esas fatídicas horas,  no termina de tener cada vez más, incertidumbre, preguntas, intrigas, pero no respuestas.

La pregunta inicial ¿dónde están los normalistas?, sigue siendo el gran misterio y los hilos que la sostienen cada vez son más, y cada vez están más podridos porque están cruzando la parte política más que la legal, y cuando eso sucede queda claro algo, se cubren intereses.

La incursión violenta de los normalistas al campo militar número 1 en ciudad de México nos dio una muestra de que el Ejército le tiene tanto miedo a actuar que hasta fueron los elementos de la policía civil del Gobierno de la Ciudad de México, los que tuvieron que entrar a su defensa. La imagen es lo más patética que pueda suceder en la memoria colectiva al observar a un grupo de seguridad que está presto a defender a la Patria, pero que está atado de manos por la vinculación al caso que se ha conocido.

La acción estuvo lejos de generarle al movimiento simpatía, algo no previeron los estrategas del mismo que han diseñado una creciente violencia que ha alejado a la sociedad de un caso que había acuerpado con sensibilidad.

Y tal vez sea momento de que otros temas y personajes de este rompecabezas se coloquen a la luz pública para armar un rompecabezas que está cada vez más surrealistamente conformado. Por ejemplo si ya hay elementos del Ejército Mexicano detenidos, ¿porqué no citar para conocer la experiencia en el caso, del Diputado de MORENA Omar García, y otros líderes de Ayotzinapa, ahora para conocer, porqué Iguala?, otro más, entendible la cercanía con los familiares directos de las víctimas, de los grupos interdisciplinarios que investigan el caso, pero ¿no se les nubla la vista por el dolor que perciben y pierden objetividad?  Qué sucedería si esos familiares directos cambian de grupo estatal de defensa de sus derechos humanos, considerando que en estos ya ocho años no hay resultados?, y que tal si se escuchan también las otras voces de las víctimas? Y hasta de los mismos Padres y Madres a quienes apenas, en los meses recientes han vertido declaraciones?.

Si no hay un cambio de ruta, si la violencia sigue siendo la estrategia de presión y no hay resultados ¿porqué no cambiar la estrategia?. Si un abogado no logra sacar de la prisión a un acusado ¿Por qué sostenerlo?.

Nosotros, la sociedad que ha visto la lucha, también merecemos una respuesta, y no solo ser afectados terceros ante mítines, paros, marchas, bloqueos. También nosotros nos preguntamos ¿dónde están? También nosotros creemos que hay más política en el caso que resultados legales, y hasta vemos con suspicacia que la inconsistencia de los expedientes ha dado oportunidad a presuntos involucrados de obtener su libertad.

Pero somos voces silenciadas ante la presión de un grupo de estudiantes que se manifiestan no sabemos exactamente con qué hilos, no hay debates, y el gobierno federal, que raya su cuarto año, junto con su cuarta transformación se ha visto superada por unos hechos que están cada vez más aislados de la verdad y la justicia de la que nos preguntamos ¿hasta cuándo?. Surrealismo?

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