Un año perdido en la Secretaría General del Ayuntamiento, fue un año tirado al caño de la basura, que mostró su alto grado de incompetencia y del desagrado que sentía por la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, y que jamás se dedicó a contener la álgida problemática social y política que agobia Acapulco, dibujan a la exsecretaria general del Ayuntamiento, abogada Irma Graciela Lee González, como en un espejo, que al igual menospreciada al subsecretario Antonio Ramos, hombre de la total confianza de la alcaldesa, además su paisano.
Su peculiar intolerancia que la hizo famosa como jueza, sumando sus rasgos de conducta racista para con sus subalternos y a la población en general, fueron los rasgos distintivos de su paso en el poder judicial, y que llevaron al exgobernador Héctor Astudillo Flores a entregarle la presea al Mérito Jurídico “Alberto Vázquez del Mercado”, según esto, por su trayectoria académica y judicial.
Su inoperatividad y la muy notoria incompatibilidad con la alcaldesa, la llevaron a entregarle la renuncia a su cargo en más de una ocasión, lo cual evidentemente no le fue aceptada, y pese a ello para mantenerla en el cargo le ofreció la dirección del DIF Municipal a su hijo de nombre Gustavo, lo cual fue altamente cuestionado por la opinión pública y viralizado en las redes, por advertir su claro nepotismo y violar el propio Reglamento del Municipio Libre, el cual de sí es ya ampliamente violado.
El gusto le duró muy poco, el nuevo director del DIF Municipal, no tenía la menor idea dónde estaba parado, siendo influenciado por su progenitora en todas las decisiones que tomaba, dada su personalidad autoritaria y castrante que pesa sobre él. No duró ni dos meses como director del DIF. Pero no lo mandaron a la calle. La alcaldesa volvió apretar los hilos y le dio otro puesto de tercer nivel para mantener a su secretaria General contenta. La ruptura definitiva era cuestión de tiempo, y este favoreció a la Primera Edil, lapso para encontrar su reemplazo. Ella tenía que dar el golpe, No al revés.
Su falta de oficio político y su innata actitud de desestabilizar el gobierno de la alcaldesa Abelina, la llevó No sólo a relajar sus obligaciones, sino a causa directo de ello como responsable de la organización, logística y operación del desfile Conmemorativo del Día Internacional del Trabajo, del Primero de Mayo pasado, estuvo a punto de ser cancelado, pero sólo con la oportuna solicitud del subsecretario Rojas, se logró organizar y llevar a cabo la tradicional parada cívica con la participación de trabajadores sindicalizados del Ayuntamiento, que frente al templete oficial increparon a la alcaldesa. Su ruindad no tuvo límites.
Así de la narrativa a la realidad hoy en un puesto inferior cumple con su horario de trabajo como todos los burócratas. Hora de entrada, hora de salida. Dicen sus cercanos que su personalidad se ha endurecido por lo que puede afectar su salud, sin que ello le impida su pasión por el poder.