TRAS BAMBALINAS. EFECTO BUMERAN, O PROEMIO DEL FIN DEL SUEÑO.  

Por Jorge Octavio Ochoa. Poco a poco se desgrana el desencanto. Del “¡Mira Mamá que felices somos aquí!”, hemos pasado a la tristeza de ver cómo, el voto por el cambio se devaluó más que nuestra moneda.  

Las señales de alarma están encendidas en todos los sectores y por mucho que se quiera ser positivo, es evidente que las cosas no van bien. Todo cuanto dicen los personeros de AMLO se convierte en un bumeran.  

Peor aún: el partido llamado “Movimiento de Regeneración Nacional” se encuentra a un paso de verse envuelto en una serie de demandas penales, por esa guerra sucia cocinada en las cloacas de su propia militancia.  

Ex priistas, ex panistas y ex perredistas, son los que hoy alimentan esas pugnas intestinas que nos regalan en los diarios los ahora “morenistas”, que sólo han sabido expresar una impúdica adoración a un hombre, más que a una ideología.  

Son por igual de escándalo, la propuesta de “pactar” con el narco, que planteó Manuel Espino, exlíder nacional del PAN, así como la filtración de conversaciones de la hija del “negro” Sansores, a quien Carlos Salinas hizo diputada.  

No menos cínico fue el reconocimiento explícito del uso de dinero en efectivo para financiar, durante años, un “movimiento” que hoy tiene en el poder a un hombre que durante 18 años sólo entiende su vida financiera a través del efectivo.  

Ahora los propios morenistas pretenden descalificar la denuncia como develaciones de alcoba, pero el hecho es que no existe explicación lógica sobre la forma en que el hoy presidente se movió por todo el país.  

Pío López Obrador se lavó las manos bajo la excusa: “el dinero no fue para un partido, fue para el movimiento”. Y su hermano ratifica la aseveración, que sus fieles asumen como un mandato divino.  

El hecho es que, por encima de quienes piensan que la ley no es la ley, el proceso electoral del 2024 ha entrado en un camino de judicialización anticipada que envuelve principalmente a los miembros de ese partido.  

Por lo pronto, ya existe una denuncia en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador por las revelaciones de Elena Chávez, que reviven el desvío de dinero a un movimiento que se convirtió en partido político.  

En la ruta del dinero, será necesario reabrir investigaciones en torno a Honestidad Valiente, organismo a través del cual circuló gran parte del efectivo de que dispuso el presidente.  

Hay operaciones con recursos de procedencia sospechosa, también simulación de actos en perjuicio del fisco federal. El movimiento de López Obrador vivió sin comprobar, sin declarar, sin solventar gastos. ¡No declaró nada pues!  

A esto se suma la demanda contra Layda Sansores no sólo por peculado, sino por intervención ilegal de las comunicaciones privadas. Ahora le imputan hasta enriquecimiento inexplicable.  

Así las cosas, ¿qué tanta honestidad valiente se le puede conceder a doña Layda Sansores cuando ahora se sabe, sin que ella haya desmentido, adquirió 83 propiedades al contado?  

En la lista de su peculio hay edificios en el centro histórico de Campeche, gasolineras, terrenos de playa, a precios de tan sólo 2.24 pesos el metro cuadrado. ¿Por qué el resto de los mortales no nos enteramos de esas gangas?  

Además, hay dos terrenos en el estado de Chiapas: el primero de ellos de 8,922 m2 en el municipio de Cacahoatán; y el segundo de 26,718 m2, los cuales equivalen a 990 casas del Infonavit, según se publicó en un reportaje.  

Se dice que, en tan sólo un día, el 2 de agosto de 2014, Sansores compró seis terrenos al precio de 18 centavos por metro cuadrado. No hay lógica que explique estos casos.  

La gobernadora de Campeche podría ser sujeto de Juicio Político y posteriormente de procedimiento penal, por violar la Constitución, la ley y los códigos penales al haber intervenido o usar comunicaciones privadas extraídas ilegalmente.  

Todo esto es el triste proemio de lo que será el final de un sueño. La buena intención de tratar de paliar la pobreza, la marginación y la desigualdad no llega ni a caricatura. Sólo somete a los mexicanos a más penurias de carácter fiscal.  

Las pensiones del “Bienestar” y las becas de jóvenes por el futuro tienen un costo, que no viene de otro lado que no sea de nuestros impuestos. Hoy, al igual que las Universidades Benito Juárez, esos proyectos generan más dudas que ilusión.  

Para colmo, tenemos un Ejército que empieza a tomar posiciones administrativas en aduanas y puertos, tanto marítimos como terrestres. Una nueva burocracia, formada por los Siervos de la Nación y el pueblo con uniforme.  

Este es el nuevo orden con el que intentarán subordinar las cosas. La cultura, el arte y la ciencia fueron menospreciados. Este es el desencanto que empiezan a vivir intelectuales, académicos, literatos, investigadores. Las aulas se ven amenazadas.  

En el 2022, el presupuesto aprobado para el sector de la cultura fue de sólo 15 mil 028 millones de pesos. Considerando la inflación, el aumento real para el año próximo será del 1 por ciento.  

Los verdaderos creadores no recibieron, ni recibirán grandes apoyos. ¿Cuántos nuevos escritores se han formado? ¿Cuántos nuevos poetas? ¿En realidad se puede sacar de la pobreza y marginación solamente con migajas?        

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