Por Edmundo Cázarez C
-Primera de dos partes-

Los constantes actos de abuso, corrupción e incumplimiento de la ley, son tan solo algunos hechos en los que han incurrido muchos gobernantes emanados del PRI, lo que provocó un desencanto en la sociedad. Amén de reprobar al actual presidente del CEN del PRI, Alejandro Moreno “Alito”, asegura que no existe ningún parentesco entre ambos, por la coincidencia de apellidos. En entrevista exclusiva con ÍNDICE POLÍTICO, el Doctor en Derecho, Everardo Moreno Cruz, sostiene que dicha organización política sigue siendo un partido de unidad, y recalca, que la frivolidad de Enrique Peña Nieto, fue lo que originó un hartazgo, teniendo como resultado la muy dolorosa derrota del licenciado José Antonio Meade, quién fue su alumno en la Facultad de Derecho de la UNAM, calificándolo como un brillante estudiante, pero como candidato presidencial, afirma, no contaba con la moción necesaria, ni convencía absolutamente a nadie. “Era frio, seco sin ángel ni nada. Meade tuvo que haber hecho una campaña presidencial de pueblo en pueblo”

El también ex precandidato presidencial, cuyo contrincante para obtener la candidatura, fue el político tabasqueño Roberto Madrazo. Ocupado y preocupado por el acontecer nacional, lamenta que en la actualidad se hayan perdido los valores: “Antes, existía un auténtico clima de patriotismo, de absoluto respeto a la ley, de reconocimiento a nuestros héroes e instituciones, pero, sobre todo, un irrestricto reconocimiento, amor, respeto y lealtad a nuestros padres y personas mayores” Tajante, considera que es muy triste y hasta doloroso, reconocer y aceptar que nos hemos convertido en rehenes de nosotros mismos, adoptando posturas que no son propias de nuestra idiosincrasia. “Hemos dejado de apreciar y valorar lo nuestro y lo que nos hizo grande como nación.

Al consultarle acerca de su etapa infantil, recuerda que cuando cursaba la primaria, tuvo la oportunidad de saludar de mano y en la calle, al expresidente Adolfo Ruiz Cortines, quien tuvo la deferencia de detener su camino para dedicarles unos minutos, a su mamá y a él, causándole una grata impresión por la amabilidad y sencillez del entonces presidente de México, lo cual, dista enormemente con el México actual, pues la mayor parte de la población el país, desaprueba al inquilino de Palacio Nacional.

A sus 75 años de edad, dueño de una memoria prodigiosa, así como una trayectoria profesional impresionante, con orgullo, narra que su primo, el ingeniero Manuel Uruchurtu, fue el único mexicano que viajaba a bordo del barco Titánic, motivo por el cual, considera que sea la razón por la que mantiene una cierta afición e inclinación por los barcos y la vida marítima.

Debido a su etapa como estudiante de preparatoria, señala que le tocó vivir muy de cerca el movimiento del 68, eso, fue una orden y decisión del entonces presidente Gustavo Diaz Ordaz y no como se lo achacan a Luis Echeverría. “En lo personal, admiré mucho al expresidente Luis Echeverría, desde mi óptica, siento que fue un buen presidente y la historia se encargará de juzgarlo”.

Entrevistado en su despacho jurídico, al sur de la Ciudad de México, antes de comenzar la entrevista, se deshace en ofrecer disculpas debido al retraso de la hora fijada previamente. “Por favor, le ruego acepte mi sincera disculpa por este tremendo retraso de casi una hora. Vengo de una audiencia en los Tribunales y el tráfico vehicular lo complicó todo” Amable, educado, sencillo y respetuoso en su trato, me invita tomar asiento en uno de los sillones de su sala de juntas/biblioteca, cuyas paredes dan testimonio de su intensa actividad política y legal, fotografías con diversas personalidades de la vida de nuestro país, el expresidente Gustavo Diaz Ordaz, Luis Echeverría, Ernesto Zedillo y Hugo Cervantes del Rio, este último, cuando era secretario de la Presidencia de la República, entre otras muchas más.
-Señor licenciado, antes que nada, muchas gracias por recibirme en su despacho jurídico. Mi primera pregunta es ¿Cómo le va en la vida?
-Don Edmundo, al contrario, el agradecido soy yo, por haberse tomado la molestia de venir hasta aquí. He leído varias de sus interesantes entrevistas y me siento muy contento y honrado poder contar con su grata presencia. Respondiendo su pregunta, Afortunadamente y gracias a Dios, me va estupendamente bien. Totalmente dedicado al ejercicio de mi profesión como abogado, así como impartir clases en mi Alma Máter, la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, con la honrosa responsabilidad como presidente del Tribunal Universitario, con todo ello, me siento muy afortunado estar ocupado y hasta distraído, haciendo lo que más me gusta.
-Con una interesante trayectoria realizada dentro del ámbito jurídico, ¿Siempre estuvo seguro de querer ser abogado?
-Muchas gracias por sus valiosos conceptos. Es usted muy generoso conmigo y aprecio muchísimo su juicio tan bondadoso respecto a lo que he podido hacer a lo largo de mis 76 años de vida.
-Desde niño, siempre manifestó que quería llegar a ser presidente de México…
-Me sorprende ver que viene muy documentado acerca de mi vida. Efectivamente, no creo que sea un secreto ni sea algo que no deba decirse, desde niño soñé con llegar a ser presidente de México.
-¿Por qué quería serlo?
-Pensé, desde lo más profundo de mi ser, que anhelaba llegar a ser presidente de México, y por eso, hice lo que hice.
-¿Se arrepiente haber sido precandidato a la presidencia, contendiendo a Roberto Madrazo?
-No, por supuesto que no me arrepiento.
-¿Un simple acto suicida?
-No, no lo fue, de ninguna manera, ni tampoco una aventura sin sentido, sino que fue resultado, de que, habiendo perdido la presidencia de la República mi partido, el PRI, y habiendo ganado la elección el licenciado Vicente Fox, sentí que la decisión no iba a ser como había venido siendo, una división cupular, en donde el presidente de la República determinaba quién sería el sucesor
-¿El clásico “dedazo”
-En efecto, sino que iban a moverse a las bases, y las bases, iban a tener que decidir, por eso, desde el año 2003, a tan solo a tres años de las elecciones presidenciales, comencé con mis propios recursos y con las limitaciones económicas que ello implicaba, para poder recorrer todo el país…
-¿Quiénes lo apoyaban, a ese grito de auxilio en el desierto de la política y bajo el control de los más poderosos?
-¡Que buena pregunta me formula…!! Fíjese que me apoyaban mis exalumnos y compañeros que tuve en mi paso por la universidad, de esa manera, pude constituir comités en cada uno de los estados de la República…
-Insisto, sabía perfectamente que iba a perder…
-Aún así, pude obtener una votación que, de alguna manera, reconozco y agradezco, frente a un candidato que dispuso de toda la organización del partido, como lo fue el licenciado Roberto Madrazo, quien era el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional.
-Siendo amante de sus profundas raíces oaxaqueñas, y no obstante, haber nacido en el entonces Distrito federal ¿cómo transcurrió parte de esa infancia, en el estado natal de Benito Juárez?
-¡Así es!! Quiero decirle que, Everardo Moreno, goza de tres ciudadanías, es decir, la ciudadanía oaxaqueña, proviene por parte de mi madre. La de Baja California Sur, por mi padre, y, la del Distrito Federal, -hoy Ciudad de México-, por haber tenido la fortuna de nacer aquí.
-¿Un aterrizaje forzoso de la cigüeña en la capital del país?
-¡Yo creo que se le acabó la gasolina!!, ja, ja, ja. Permítame contarle que mi etapa de niño, fue exactamente igual a como soy ahora, es decir, sumamente feliz.
-¿Cuántos hermanos tuvo?
-Solamente un medio hermano, Gustavo, que desafortunadamente ya se nos adelantó al más allá. Gustavo, era mi gran amigo y nos quisimos muchísimo.
-¿A qué se dedicaban sus papás?
-Ambos, eran maestros, y siento que, en mi casa, y que también es la suya, hubo siempre, un clima de patriotismo, de respeto a la ley, de reconocimiento a nuestros héroes.
-¿Lo que se mama en casa, jamás se olvida?
-¡Cuánta razón tiene usted!! Los refranes populares son muy sabios. Everardo Moreno, el estudiante, se distinguió como el mejor alumno de la Facultad de Derecho de la UNAM.
-¿Alabanza en boca propia, se convierte en vituperio?
-¡Don Edmundo, me ganó la frase!! Alabanza en boca propia es vituperio, es un refrán muy cierto. Vaya, que manera tan sabrosa de iniciar esta agradable charla, porque para mí, no es una entrevista periodística, sino me transmite la confianza con una amena conversación entre dos amigos…
-…Muchas gracias…
-Apenas ayer, estuve en un emotivo acto, en donde se recordó al licenciado Ricardo García Villalobos, quien fue mi compañero de generación en la UNAM, por cierto, los dos obtuvimos el mejor promedio de calificación, solamente un nueve y las demás materias eran puros dieces.
-¿De niño, en primaria y secundaria, también fue muy abusado, era del montón o “burrito?
-¡Nooo!!, perdóneme la inmodestia. Fui muy aplicado y hasta el mejor alumno del salón. Mire usted, con humildad, le platico que en la primaria me detectaron un nivel muy superior de aprendizaje, al que el Everardo Moreno de 2022, no tiene ahora.
-Bueno, todo por servir se acaba…
-Hoy, estoy cumpliendo más de cincuenta años de ser catedrático en la Facultad de Derecho de la UNAM.
-¿En aquellos tiempo, estuvo acostumbrado a que la letra con sangre entra?
-¡No, no y no!! No me tocaron maestros, quizás, un tanto violentos, de ninguna manera. Jamás recibí un golpe por parte de todos los maestros que me educaron… ¡jamás!!
-¿Supongo que travesuras sí las hacia?
-Me gustaba mucho mojarme, brincando sobre los charcos de agua. Por supuesto, era algo que me emocionaba sobre manera, sentir como brincaba el agua hacia mis piernas.
-¿Su juguete favorito?
-Los barcos y las lanchas…
-…¿Por qué…?
-Pues ni yo mismo lo sabía, quizás, porque mi padre era originario de La Paz, Baja California Sur. Pero también, quiero contarle algo…
-¿Le hubiera gustado haber nacido allá?
-No, no es eso. Un pariente mío, el ingeniero Manuel Uruchurtu…
-¿El único mexicano que iba a bordo del Titanic?
-¡Exacto!!, fue el único mexicano que viajaba en el Titanic. Mi padre se llamaba Gustavo Moreno Uruchurtu, primo hermano de Ernesto P. Uruchurtu, por cierto, no obstante que guardaban una relación de parentesco sanguíneo, mi padre no se interesó en la política, sino que se desempeño como maestro de primaria y secundaria.
-¿Nunca fue a pedirle un cargo público?
-¡No!! Mi padre me contó que cuando el licenciado Uruchurtu fue nombrado como jefe del Departamento del Distrito Federal por el entonces presidente de la República, don Adolfo Ruiz Cortines, en 1952…
-Usted, aún era un niño…
-Efectivamente, apenas contaba con seis años de edad…
-¿Uruchurtu, el Regente de Hierro?
-Sí, así se le conocía…
-¿Usted tuvo trato con él?
-No, pero la única vez que lo vi, fue en la tercera sección de Chapultepec, a las seis de la mañana porque me gustaba ir hacer ejercicio y remar un rato. Total, que lo vi bajar de su automóvil, sin escoltas ni nada para supervisar las obras que se estaban realizando ahí…
-¿Pero qué sucedió cuando su papá lo fue a visitar a su oficina?
-Bueno, le platicaba que mi papá fue a saludarlo a su oficina, y el ujier, que estaba en la antesala de su despacho, le dijo a mi papá, que no lo podía recibir en ese momento, que regresara en seis meses, inclusive le indicaba el día y la hora.
-¿Y qué hizo su papá?
-Como comprenderá, mi papa no entendía nada de política, lo digo con todo respeto a su memoria, se enojó tanto y le dijo a mi mamá: “Este pendejo de Ernesto, no me quiso recibir en su oficina. Jamás vuelvo ir a visitarlo”
-Su papá estaba en todo su derecho…
-Indudablemente, pero también, no tomaba conciencia que el cargo de Regente de la gran ciudad, no era cualquier cosa y no iba a recibir a su primo en el momento en que se le ocurriera ir.
-¿Y su vocación o atracción por el mar?
-Qué bueno que me permita regresar al tema del Titánic. El único mexicano que viajaba en ese barco fue un primo mío.
-¿Era hermano de Ernesto el Regente?
-No, sino que la familia de los Uruchurtu, estaba dividida en dos ramas…
-¿Los pobres o los ricos?
-¡Válgame Dios!!… ¿Cómo sabe lo que le voy a decir?
-Es algo de lógica, ¿no cree usted…?
-No, yo le diría que es usted muy inteligente y hasta algo de sicólogo. En realidad, así fue, éramos los pobres, y ellos, los ricos. Mi padre pertenecía a la rama de los pobres y el ingeniero Manuel Uruchurtu, pertenecía a la rama de los ricos, además, había sido diputado con don Porfirio Díaz.
-Vaya historia…
-Pero eso, no lo fue todo, sino que se fue hasta París para saludar a don Porfirio, cuando estuvo exiliado y pedirle, de rodillas, que regresara a México, pero don Porfirio le dijo que nunca, que ni muerto lo haría…Y mire usted, la historia no se equivoca. Cuando don Manuel sale de la casa de don Porfirio, en París, se encuentra a otro mexicano y le preguntó cómo se iba a regresar a México, le respondió que por Inglaterra. Total, le ofrece que se vaya en el Titánic, en el viaje inaugural.
-¿Un ostentoso viaje que le costó la vida?
-Todo emocionado, compró su boleto y murió en ese trágico e histórico accidente. Cuenta la historia, que viajaba en primera clase, que estaba por subirse a una de las lanchas salvavidas, cuando vio a una señora que cargaba a una niña, quienes viajarían en segunda clase. Entonces, se bajó el ingeniero Manuel y le ofreció su lugar.
-¿Y luego?
-La señora viaja en lugar del ingeniero Uruchurtu y le dice que, él, llegaría después a Nueva York, pero que le ruega, que si no llegara, le entregara una carta a su esposa, en donde le dice, en la parte final de la misiva, que le salude a “sus pollitos”, es decir a sus hijos y que la quería mucho. Años después, esa carta llegó a manos de la viuda, porque la señora no pudo viajar de inmediato a México.
-¿Ahí, su fijación por los barcos?
-Puede ser, desde niño, los barcos siempre me han gustado mucho.
-¿Y cómo se divertía, viendo la tele?
-Afortunadamente, en mi etapa infantil ya existía la televisión. Me gustaba mucho un programa que se llamaba “Mr Ed”, el caballo que hablaba. Asimismo, otros de mis programas favoritos eran “Furia” y “Lassie”, claro, eran programas en blanco y negro.
-El niño Everardo, ¿cómo veía el México de ese entonces?
-Era un México mucho muy tranquilo, indudablemente…
-¿Habían más valores que hoy?
-Si, sin lugar a dudas. Era un México fabuloso, teniendo como padres, a dos magníficos maestros, quienes, uniendo sus ingresos, les permitió construir una modesta casa en un pequeño terreno que mi abuelo, don Everardo Cruz, le había regalado a mi madre.
-¿Vivían desahogadamente?
-No con lujos, sino modestamente. Hasta podíamos viajar por carretera a Oaxaca. Pero para las fiestas de fin de año, nos íbamos a La Paz, Baja California, para convivir con mi abuela paterna. De la estación de ferrocarriles de Buenavista, nos íbamos en tren de México a Guadalajara. Luego, nos cambiábamos al tren que se le conocía como el mensajero rumbo a Mazatlán, estando ahí, abordábamos un pequeño barco que se llamaba “La Estrella Costera” con rumbo a La Paz, otro barco se llamaba El Sinaloa.
-Qué emoción para el niño Everardo, viajar en barco y conocer su patria por el mar…
-Pues si, luego, resultó que m padre tenía un amigo que trabajaba en Petróleos Mexicanos y nos conseguía pases para viajar en los barcos petroleros. A veces, nos embarcábamos en el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, haciendo escalas en Acapulco, Manzanillo, Guaymas…
-¿Costeando el país…?
-Era fantástico ser testigo, cómo dejaban petróleo en los depósitos de cada puerto. Una experiencia única y que tuve oportunidad de vivir.
-¿Acostumbrado al gusto musical de su papa con canciones de Agustín Lara, Los Panchos…
-¡Por supuesto!! Me aprendí muchas de las canciones del maestro Agustín Lara, de Hugo Avendaño, María Greever, Emilio Tuero, Libertad Lamarque. Los Panchos -Intempestivamente, a mi entrevistado, se le hace un nudo en la garganta. Apretando los puños, inhala profundamente, cierra los ojos y durante unos segundos, permanece en silencio- “Uff, acaba de poner el dedo en la llaga y me transportó a la compañía y recuerdos que viví junto a mis padres. De verdad, muchas gracias…”
-¿Desea que hagamos una pausa en lo que se tranquiliza?
-No se preocupe, me siento mucho muy contento de estar con usted. Me llevó de la mano hasta mis padres. Vaya, que afortunado soy de revivir esos gratos recuerdos en una entrevista fuera de lo común.
-¿Le atraía la música estadounidense de esa época?
-La música estadounidense no se escuchaba mucho en nuestro país, con excepción de la fantástica orquesta de Gleen Miller o de aquellas grandes bandas.
-¿Había un mayor fervor por nuestras raíces y costumbres?
-Así era. El Dia de Muertos, era el “Dia de Muertos” y no las fiestas de Halloween como ahora, ni se usaban tantas cosas ajenas a nuestra idiosincrasia.
-¿Culpa de la globalización?
-Está usted en lo correcto, entiendo perfectamente que hay una globalización mundial…
-¿Quiere decir que nos hemos convertido en rehenes de nosotros mismos?
-Me hace una expresión muy cierta. Sí, efectivamente. Hemos adoptado posturas que no son nuestras, así es. Es muy triste y hasta doloroso, tener que reconocer y aceptar que nos hemos convertido en rehenes de nosotros mismos, adoptando costumbres que nos son propias de nuestra idiosincrasia.
-En un acto de cortesía, me pide permiso para contestar una llamada por su celular, acerca de un caso de litigio que tiene a su cargo-
-“Perdón don Edmundo… ¿En qué nos quedamos?. Ah, ya recordé. Usted, tiene mucha razón. Hemos dejado de apreciar lo nuestro y lo que nos hizo grande como nación. Insisto, no sé, si se deba a un fenómeno que se haga presente a causa de la globalización, en donde la gente prefiere estar con una conducta malinchista.
-¿Decimos ser muy mexicanos nada más el 15 de septiembre y gritar “Viva México”, pero de ahí, en adelante, nos comportamos como alacranes, haciéndonos daño?
-¡Que dura, pero muy cierta observación me plantea!! Es verdad, hacemos a un lado lo nuestro y nos comportamos totalmente malinchistas, dejando de apreciar lo que es muy nuestro.
-Dice el refrán: “Lo que se aprende de niño, jamás se olvida…”
-Mire usted, en lo que a mí respecta, me tocó cursar la educación secundaria en el plantel número 10 “Profesor Leopoldo Ayala”, que estaba ubicada en la calle de Goya número 34, en Mixcoac. Ahí, recuerdo que participaba en los concursos de oratoria que convocaba el periódico El Universal. De ahí, pasé a la Escuela Nacional Preparatoria número 1, en donde también, concursé en oratoria junto a Carlos Salinas de Gortari y Rodolfo Echeverría.
-¿Carlos Salinas ya pintaba para ser presidente?
-Carlos Salinas, en ese tiempo, era el hijo del entonces secretario de Industria y Comercio, el ingeniero Raúl Salinas Lozano. Carlos Salinas, era un joven como cualquier otro, por cierto, era muy inteligente en la escuela y con muy buenas calificaciones, pero no daba muestras de presunción ni nada por el estilo, no obstante que había dos personas encargadas de su seguridad que lo acompañaban hasta el salón de clases, pertenecientes al entonces Estado Mayor Presidencial.
-Rodolfo Echeverría, era sobrino de don Luis, el expresidente que acaba de fallecer…
-En efecto, Rodolfo era hijo de Rodolfo Echeverría, quien fue un actor y se le conocía como Rodolfo Landa. En esa época, el presidente de México era el licenciado Gustavo Díaz Ordaz.
-¿Y cómo le fue en ese concurso de oratoria?
-El primer lugar, lo obtuvo Rodolfo Echeverría
-Siendo estudiante… ¿Cuántas veces se fue de “pinta”?
-Uff, vaya, vaya. Me obliga usted a compartir cosas que nadie sabe. ¿Cuántas veces me fui de “pinta”? ¡Una sola vez…!!
-¿A lo mero macho?
-Sí, a lo mero macho…
-¿A dónde y con quién?
-Al Bosque de Chapultepec…
-¿A corretear niñas?
-Pues fíjese que no, porque estaba cursando la secundaria y era de puros hombres. Me fui de pinta y tuve la mala suerte…
-¿…Lo asaltaron?
-¡Nooo!! Era un México muchísimo más tranquilo. Digo que mala suerte, porque me caí de la lancha en el Lago de Chapultepec y quedé completamente empapado con mochila y todo. Mi padre era muy estricto y como vivíamos en Barranca del Muerto, me subí al camión con la ventanilla abierta para que se me secara la ropa. En eso, veo que en el camión en el viajaba, ¡mi santo padre se estaba subiendo…!!
-¿Y que hizo?
-Pues “patitas” para que las quiero, sin pensarlo más, me bajé de inmediato por la otra puerta, corrí en sentido contrario para abordar el siguiente camión. No sé ni cómo le hice, pero llegué antes que él a la casa, me cambié de ropa para que me encontrara como si nada e impecable, como me obligaba estar, siempre así.
-¿Las niñas, no eran todavía su prioridad?
-Ya que me habla de las niñas, eso sucedió hasta en la prepa. Mientras tanto, en la secundaria fui muy feliz, gozando del afecto que me dispensaba la directora, por cierto, tuve dos directores de secundaria. El primero, fue el licenciado Luis Guevara Ramírez, y la segunda, la maestra María Sotero. Ambas, dos extraordinarias personas. Don Luis Guevara fue autor de los libros de texto de Historia y doña María Sotero de los libros de texto de Literatura.
-El entonces puberto Everardo Moreno, ¿cómo veía al entonces presidente de la República?
-En ese entonces, el presidente de México era el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, quien gobernó al país de 1964 a 1970, sustituyendo a don Adolfo López Mateos, a quien siempre le tuve una gran admiración.
-Adolfo López Mateos, el último presidente carismático que ha tenido México?
-Un gran señor y un hombre muy carismático.
-¿Por qué, la gente lo quería tanto?
-Uff, no lo sé. Me hace una muy buena pregunta. Aunque yo estaba de a tiro muy chico, no obstante, a través de los periódicos, veía que era un hombre muy simpático, agradable.
-Lo mismo se decía de doña Eva Sámano de López Mateos…
-Eso, es muy verídico. Estando en la primaria, tuve la oportunidad de conocer al presidente Adolfo Ruiz Cortines.
-¿Fue a Palacio Nacional o a los Pinos para saludarlo?
-No, las cosas no sucedieron así, sino que el presidente vivía en la calle de Itugarán, en la colonia San José Insurgentes. Mi madre y yo, habíamos ido algún lado y me dice: “Mira, ahí está el presidente Ruiz Cortines”, quien iba conversando con don Ernesto P. Uruchurtu. “Vente, vamos a saludarlo” -me dijo mi madre- Como a diez metros de distancia en donde iba caminando el presidente, había un elemento de su escolta personal, cuando vio que mi mamá quería saludarlo, con voz fuerte le dijo: ¡Usted no va a molestar al señor presidente!! Pero mi mamá, también exclamó con voz fuerte: “Soy una maestra y solo quiero saludar al señor presidente” Ruiz Cortines escuchó perfectamente lo que estaba sucediendo a sus espaldas, volteó de inmediato y le ordenó a su escolta: “Por favor, déjela pasar”
-¿Qué sucedió?
-El presidente, con una sonrisa en sus labios, le dijo: “Maestra, mucho gusto. ¿En que le puedo servir? Mi madre un tanto asombrada le respondió: “Señor presidente, solamente quería saludarlo y que mi hijo Everardo, lo conociera también”
-¿Usted que hizo?
-Yo no entendía mucho lo que estaba sucediendo, pero recuerdo, que me dio la mano y acarició mi cabeza, como una muestra de afecto y respeto. No sé si estaba emocionado, pero me sentía muy contento tener frente a mí, al señor presidente que solamente lo veía en los periódicos y en la televisión. Asimismo, el licenciado Uruchurtu me saludó de mano.
-¿Ahí fue donde le llegó el “chispazo” de querer ser presidente?
-No, querido Edmundo, no, la verdad es que no. Le estaría mintiendo. Lo único que recuerdo es que me impactó mucho tener frente a mí, al entonces Regente de la Ciudad de México y al presidente de la República, nada más para mi mamá y para mí. Caray, le estoy hablando de la prehistoria…
-No invente, se ve usted muy bien ¿También va a decir que ya está “chocheando” como YSQ?
-Le agradezco mucho, pero estoy a punto de cumplir 76 años de edad. Bueno, déjeme platicarle que en una fiesta fin de año en La Paz, Baja California, mis padres tenían ganas de asistir al tradicional baile de año nuevo que se realizaba en el famoso hotel “Perla”. Cené con ellos y cuando me disponía irme a mi cuarto, porque ellos, se quedarían al baile, justo en ese momento, llega el general Agustín Olachea Avilés, quien era el gobernador del estado. Mi papá, me presenta con él y me quedé impactado, siendo un niño de tan solo 6 años de edad.
-Si habiendo conocido al expresidente Ruiz Cortines y al ex gobernador Olachea, no le motivaban para ser político, ¿Entonces, qué rayos esperaba?
-No le digo, usted se mete hasta la cocina de sus entrevistados. No fue eso lo que me haya motivado para sentir esa inclinación, ese deseo, anhelo o propósito por la política. No sé, en qué momento fue cuando me surgió la idea de dedicarme a la política.
-¿Por qué, todos los mexicanos deseaban conocer, respetaban y querían mucho a los presidentes que construyeron el México actual, pero hoy, hasta lo vomitan?
-¡Qué pregunta tan difícil me hace!! No lo sé. No lo sé…
-Con la confianza que me dispensa y respeto que me merece, como dicen los chavos… ¡No le saque!!
-Ja, ja, ja. Me tiene completamente sorprendido. No es que le saque ni mucho menos. Yo creo que mi partido, el PRI…
-…Disculpe que le interrumpa y sin faltarle el respeto ¿El PRI, un reducto de partido cadavérico?
-Muy a pesar del presidente del Comité Ejecutivo Nacional que tenemos, el PRI, Alejandro Moreno “Alito”, déjeme aclarar que este señor y su servidor, no tenemos ningún parentesco, simple coincidencia de apellidos. El PRI, sigue siendo mi partido, sin dejar de reconocer los actos de abuso, de corrupción e incumplimiento de la ley en los que han incurrido muchos gobernantes, emanados del PRI, esos hechos con los que provocaron este desencanto.
-¿Un innegable hartazgo político y social?
-Esa es la palabra… ¡Un hartazgo!! Así es, ni más ni menos. Desde mi punto de vista, le digo que el hartazgo y la frivolidad de Enrique Peña Nieto, ocasionó la muy dolorosa derrota del licenciado José Antonio Meade, quién, además, fue mi alumno en la Facultad de Derecho de la UNAM.
-¿Era un brillante candidato, pero de un pésimo partido?
-Como estudiante de la Facultad de Derecho, fue un brillante alumno
-¿A lo mero macho, hubiera sido un buen presidente?
-Sí, nada más, que no fue un buen candidato porque no tenía moción y no convencía absolutamente a nadie. Era frio, seco sin ángel ni nada. Mire usted, la campaña de Luís Echeverría a la presidencia de la República, fue sumamente exitosa.
-Eran otros tiempos y otro México…
-Estoy totalmente de acuerdo con usted, aun así, Meade tuvo que haber hecho una campaña presidencial de pueblo en pueblo. En lo personal, admiré mucho al expresidente Luis Echeverría, desde mi óptica, siento que fue un muy buen presidente.
-¿No obstante que le achaquen la matanza del 68?
-En efecto, le achacaban lo sucedido en el 68.
-¿Si no fue Echeverría, entonces quién diablos fue?
-Lo del 68, fue una decisión y una orden de Gustavo Diaz Ordaz. Y le digo esto, porque en la fotografía que está a sus espaldas, yo estaba con el entonces candidato a la presidencia de la República en 1963, Gustavo Diaz Ordaz, en mi calidad de director juvenil en el 23º Distrito Electoral del Distrito Federal, en donde le estaba entregando un ejemplar del primer libro que escribí, que se llama “Himnos de América”
¿Y qué le dijo Diaz Ordaz?
-Le entregué el libro y le expliqué que lo había escrito cuando estaba cursando la preparatoria, solamente me dio las gracias, eso fue todo lo que pude hablar con él.
-¿Cómo llegó hasta él?
-A través de Jesús Salazar Toledano, quien era el director juvenil del PRI en el entonces Distrito Federal, cuando el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, era el general Alfonso Corona del Rosal, fuimos a saludar al candidato a la presidencia Gustavo Diaz Ordaz, acompañados por Rodolfo González Guevara, quien era el presidente del PRI en el Distrito Federal.
-Continuará-

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