DOÑA DELFI. AMOR Y GENEROSIDAD
Por Isabel Ortega Morales/ CEPROVYSA.COM


Cahuatache, Guerrero., Noviembre de 2022.- Son las 5:30 de la mañana, una
voz saluda con un -buenos días Doña Delfi-, ella responde atenta -buenos
días- y le llama por su nombre, lo ha identificado por la voz, y le recomienda
bajar la pendiente con cuidado. Le lleva un atole y unos tamales a los que ella
corresponde también con un atole que ha preparado, y con pan.
La mañana despunta, las voces de Carmen y Angelina, dos de sus hijas la
saludan y le conminan a descansar un ratito más. Ella sonríe y va a recorrer el
jardín y revisar el fogón que ha improvisado, mismo que le quitan cada vez
que va para que use la estufa y ella señala que ocupará los leños secos que
además, dice, le dan buen sabor a los alimentos.
El comal recibe las tortillas, Doña Delfi realiza sin ningún problema, una y
otra vez los tres movimientos que requiere su cocción, la cara, el reverso, la
cara. A su llamado, nos sentamos a desayunar, ella, como muchas mamás, se
quedan hasta el final, dar de comer es su forma de amar, como mi mamá
Esperanza, que nos acaricia con la bondad y sabor de sus alimentos.
El sol despunta con sus rayos suaves color anaranjado, las flores color rosa
del árbol de cacaluxóchitl, o flor de mayo, reciben el saludo y nos brindan, en
medio del verdor de la región, su aroma suave, mientras acompaña la casa de
adobe naranja que mira, como la Iglesia de Santa Rosa de Lima, hacia el sur,
cada uno esperando, a la familia que trabaja en el cerro rojo, y a la familia
cristiana para una oración.
Subimos el cerro para llegar a la carretera, un camino que recorren con
alegría por llegar a sus hogares, procuro hacerlo sin ocasionarles ninguna
molestia ¿cómo hacerlo si Doña Delfi, sin requerir bastón, pero aceptando a
regañadientes la recomendación de usar un báculo para el ascenso, y
posterior descenso, sube a buen ritmo a sus 80 años?, pasa cerca de mí, me
recomienda pisar con cuidado, no apoyarme de alguna pared -para evitar
tocar alacranes y víboras- y avanzamos cargando cada cual flores de
cempasúchitl, velas, alimentos, agua y yo parte de mi equipo porque soy
auxiliada por Angelito y Jesús.

Miro el horizonte, observo a Doña Delfi que con entereza, se enfrentó a una
culebra que se metió por una ventana hasta la cocina y al ser sorprendida por
Carmen ¡le brincó al pecho! Y ella en rápido movimiento hacia atrás sacudió a
la intrusa y lanzó un grito al que acudieron Angelina y Doña Delfi, a quien le
pidieron quedarse lejos.
Pero la decisión estaba firme en la mirada de doña Delfi, quien empuñando
una vara, se interpuso entre la culebra de más de metro y medio y sus hijas, y
la sometió.
Sentí un sudor frío recorrer mi espalda ante ese inminente peligro al que se
enfrentan en esta región. mientras recordaba las historias que Doña Delfina
Guzmán García y su esposo, don Marcelino Maldonado Miramón (+), habían
vivido para salir adelante, criar a sus hijas e hijos, cada una digna de
registrarse y que haré, si DIOS me presta vida y recordando esa última foto
reflexiva que le tomaron en vida en el panteón, meditando, quizá en el
tiempo que llegaba a su fin.
Ha caído la noche, el cielo con estrellas refulgentes nos cubre con una luna
hermosa en cuarto creciente, me despido de Doña Delfi, empezamos a bajar
Sandy, Cari, José Ángel, Jesús, Marcelino y yo, por una brecha abierta por el
paso cotidiano, y escucho la voz que nos recomienda cuidar donde ponemos
los pies, sí, lo haré, le dije sonriendo tras el recuerdo de las odiseas que me
tocó y las que escuché también al lado de Carmen y Angelina, mientras
saboreábamos un thé de limón, un café aromático con canela, un atole de
piña, tamales dulces y de chile, pan dulce, shatos -pan de maíz con piloncillo,
y plátanos cocidos en las brasas, porque la generosidad y el amor de Doña
Delfi, también se mide en los platillos puestos en la mesa. (SURIANA RADIO
197.9 FM XHSCDG)

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