La puesta en marcha de la segunda etapa de la construcción de la Biblioteca del Congreso, literalmente enterrara bajo sus cimientos la realidad de su destrucción autorizada unipersonalmente por el diputado y en su momento presidente de la Jucopo, Alfredo Sánchez Esquivel, ante la inexistencia de la entidad fiscalizadora de la Auditoria Superior del Estado, provocada por la misma inoperancia de la LXIII Legislatura de espaldas al pueblo que dicen representar, producto de las graves diferencias internas,9 se convirtió  y se a convertido en un servil instrumento del poder.

Meses de señalamientos de poner en evidencia la corrupción que arrastró y dejó tras de sí el desaseo en que se movió el tercer Año de Sesiones de  la LXII Legislatura, por el relativismo político que la carcomia y que pasó casi en automático al primer año de Sesiones de la LXIII Legislatura, como presidente de la Jucopo y que se remontó sobre ese turbulento terreno, además de su supuesto falso origen indígena, y su inescrupulosa forma de hacerse de la curul.

Meses de innumerables denuncias mediáticas de supuestas investigaciones, dimes y diretes desde el mismo Salón de Sesiones, supuestas auditorias y señalamientos de la responsabilidad de Sanchez Esquivel, que no pasaron de eso, y tras su escandalosa dimisión cómo presidente de la Jucopo y los inmediatos choques con la nueva líder de la mayoría de Morena en el Congreso, reelegida pluri y a la postre presidenta de la Jucopo diputada Yolokzin Dominguez Serna, sin ninguna idea de qué hacer con la Jucopo,  y con ello sentirse blindada, llevaron el caso de la biblioteca a niveles de griterío mediático no antes visto, con la oposición a carcajadas abiertas  como testigo y testimonio de ese circo, pero sin ser capaz de ser contrapeso, de un Congreso que navegaba y navega por el mar de los sargazos.

Todo quedó en eso.
Alguien le hecho agua al caso para apagar las llamas de lo que se veía ya fuera de control. No hubo ni una sola denuncia, ni por corrupción, ni por malversación del erario del Congreso, mucho menos el manoseado juicio político…nada, nada, los diputados guardaron culposo y cómplice silencio, el diputado Alfredo Sanchez Esquivel, se quedó en su curul con el sueño roto de  buscar la senaduría, pecado por el cual por poco toca la cárcel. 
K
Pero en este país bizarro y un estado donde la clase política es de lo más pobre que existe, políticamente hablando,  (parafraseando a JFRM), la cuestión del atraso legislativo pasó a segundo término,   la destrucción de la Biblioteca del Congreso, continuo siendo la grava en la zapatilla de la presidente de la Jucopo Yolokzin Domínguez y por más corrupción que se haya ventilado sobre ello, hoy se le vaciaran toneladas de concreto a esos restos y al igual de servilismo para obtener el perdón deseado, y de esa manera proteger el manoseado Santo Grial de la 4T: No mentir, No engañar y No robar, aunque sea sólo para la fraseología mediática.
“Qué  todo cambie para que todo siga igual”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *