Pbro. Jorge Amando Vázquez Rodríguez

Por qué me creo mejor que los demás
En todos los ámbitos de la sociedad hay un descontento con las personas que pasean la idea que se creen mejor que los demás y esto se debe en palabras de Daniel Gilbert a un problema de la imaginación.
Se ha denominado a este problema como: Intimismo, individualismo, encierro, mundanidad, entre otros conceptos afines.
Y es que efectivamente esto impide mucho un crecimiento humano altamente demandado por todos lados.
Gilbert atribuye a este problema a fallas en la imaginación al no proporcionarnos unas previsiones precisas de nuestro futuro emocional.
“Cuando imaginamos el futuro, tenemos la costumbre de rellenar los vacíos, olvidar y no reparar mucho en lo que pensamos sobre el futuro cuando de verdad lleguemos a él. He dicho que ni la experiencia personal ni la sabiduría popular compensa los fallos de la imaginación”. (Daniel GILBERT, Tropezar con la felicidad, ARIEL, Barcelona 2016, p.243)
En estas últimas décadas han aparecido suficientes obras “científicas” que, desde mi punto de vista, han sobredimensionado el papel del cerebro en la configuración de la personalidad y uno de esos aspectos es precisamente el de la imaginación. El libro de Gilbert que estamos citando se encarga de aportar los estudios que hasta el momento existen que el cerebro tiende a rellenar espacios vivenciales que en realidad no existieron y en consecuencia, menos que existirán, por eso denomina a la imaginación como “agujero de gusano”, o puente de Eisntein-Rosen, del pobre, en otras palabras, un lugar oscuro que presumimos que es fuente de luz (inexistente).

LA IMAGINACIÓN TIENE TRES DEFECTOS

Conviene apuntar cuáles serían estas fuentes de error en las cuales la imaginación se quiere fundamentar para elaborar un edificio de humo, o si prefiere llamarlo, soberbia y orgullo, pues también es válido.
En primer lugar enumeremos cuáles son estos errores para, posteriormente dar una explicación a los mismos:
Su tendencia a rellenar vacíos de la información con datos y omitir otros sin decírnoslo.
Su tendencia a proyectar el presente en el futuro
Su incapacidad para reconocer que las cosas parecerán distintas cuando ocurran.
Con respecto al primer error, la imaginación omite característica y consecuencias que no tenemos en cuenta y suelen ser importantes y a la larga de esas depende la realización o no de la proyección que se está haciendo del futuro que nos impide vivir un presente prometedor y de gran riqueza. Generalmente en una previsión de futuro se ignora los estados de ánimo de los cuales depende o no la realización de lo planeado con tiempo. Ocultar o desconocer nuestros estados de ánimo futuros limita mucho el cumplimiento de objetivos.
El segundo error tiene que ver con proyectar el presente en el futuro, o dicho de otra manera, lo que sentimos en el presente, creemos erróneamente que así permaneceremos con el mismo estado de ánimo para realizar futuras cosas, o sea, los detalles futuro se omiten y la imaginación soluciona el problema rellenando los vacíos con detalles que toma prestados del presente: “cualquiera que haya ido a comprar alguna vez con el estómago vacío, que haya jurado que dejaba el trabajo tras aplastar la última colilla o que haya pedido matrimonio a alguien durante un permiso del servicio militar sabe la pésima influencia que puede ejercer el cómo nos sentimos en ese momento sobre qué pensaremos más adelante”. (Ibidem, pp.246-247)
El tercer error es la incapacidad para conocer que las cosas parecerán distintas cuando ocurran. En realidad que las cosas no salgan como las planeamos o no respondan a las verdaderas expectativas que tenemos. Por ejemplo al participar en una rifa y no sacar el premio, nos puede hacer caer en la cuenta que quien sacó el premio en realidad lo necesitaba más que nosotros. Siempre existe en nosotros el encontrar el lado bueno de todo lo malo que nos pasa o si no es malo cuando en realidad no lo poseemos siempre habrá otras nuevas oportunidades. La vida no es plana si no una rueda de la fortuna, a veces estamos arriba otras abajo y estando abajo valoramos lo que tuvimos o caemos en la cuenta que en realidad no lo necesitábamos.

CREEN EN NOSOTROS MISMOS

Así en como deberíamos actuar en consecuencia si nos apropiamos de las herramientas necesarias para no hacer depender nuestra vida de una imaginación que como hemos visto nos jugará siempre malas pasadas, las expectativas se elevan pero no siempre se realizan, y lejos de vivir en la frustración tenemos que ser más realistas y conocer nuestra capacidad humana de resistir la adversidad.
Ante esto Gilbert nos da esta aportación:
“La mayoría de nosotros cree que es más atlético, inteligente, organizado, ético, lógico, interesante, justo y saludable, por no hablar del atractivo, que la persona media”. Y esto tiene una justificación:
“Esa tendencia a considerarnos mejores que los demás no es una forzosa expresión de un narcisismo sin trabas por nuestra parte, sino que puede ser un ejemplo de una tendencia más general a considerarnos distintos de los demás, a menudo mejores, aunque a veces peores”. (Ibidem, p.249)
La realidad de nuestra vida consiste en un equilibrio entre las cosas buenas que hacemos y las que no nos salen también. Creerse superiores a los demás sólo puede ubicarse la persona que cuando se analiza en sus actos no tan buenos se dará cuenta que también los ha cometido y esa compensación nos hace cada vez más humanos.
Una buena conclusión sería al respecto: “No siempre nos consideramos superiores, pero casi siempre nos consideramos únicos” (Ibidem, p.249)

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