Por fin, ¡regresas! Que falta Me hacías.
Más que nunca me entregaré a ti, sin atadura que lo impida.
Te esperé con esa desenfrenada ansia de tenerte.
Llegas cuando más necesito tu calor para el vacío en mi alma.
Te fuiste y me dejaste a merced de él, que me hace y me hizo tanto daño.
Que me golpea con su frialdad, mientras tu calor sana y da la alegría que necesito.
Mi añoranza termina, aunque sé bien es sólo por unos meses.
Tiempo suficiente para que envuelvas mi cuerpo y le brindes placer.
Deseo tanto disfrutarte en la arena con esa brisa que da el mar.
¡No podemos! No eres sólo
mío, el encierro y la distancia, también lo impide.
Y no puedo decirte ¡Vete! Me conformo con esa compañía fugaz, compañía por la mañana o al medio día.
Te valoro cada momento, aunque tu presencia para muchos, sea agobio y fastidio.
En mi, desbordas los sentidos. Por eso mi entrega sin recato.
Cómo no aprovechar tu luminosidad cuando te siento completo y me aturde tu presencia.
Cómo no saborear lo que me das, si cada que te tengo, me haces desearte más y más.
Provocas quitarme la ropa y querer mirarte de cerca desnuda.
Cómo no aprovechar esa llegada fugaz si es más rápida tu partida.
Cómo no saborear tu presencia, cuando sé que te irás.
Cómo no mostrarte la intensidad de mi alegría, si finalmente te ocultas cada tarde.
Desapareces finalmente sin remordimiento.
Cómo pensar que no me hace daño tu abandono, cuando sé que te necesito.
Cómo callar cuando veo que sin ningún pesar me tomas y te alejas silencioso dejando anhelo.
Entristece saber que llegas, alteras mis sentidos y ¡Puf! Finalmente te vas.
Me abandonas cuando sabes que estoy perdida por ti.
Cuando sabes que quien llega, nunca llena el espacio que dejas.
Eres tan cálido, agobiante y aunque causas mi debilidad, ¡por favor! No
me abandones,
quédate cerca de mi.
Quiero sentirte y dejar que toques mi cuerpo, una y otra vez.
Sólo tú avivas mi ser, me das ímpetu de seguir.
Eres el único que me empuja a mostrar esplendor en mi vida.
Tú sabes que él, él sólo me enfermó, me destruyó, deterioró mi ánimo.
Me llevó a la depresión, a la tristeza y tú, ¡me elevas!
Me enciende y aunque mirarte quema mis ojos y mi rostro, me haces vibrar.
Me arrancas sonrisas y aunque sé te volverás a ir, te disfruto.
No me engaño, no puedo retenerte y sé porqué partes.
Te vas a otros rumbos, a complacer a otras.
¡Que inhumano!
Me dejarás añorándote cada temporada y mi corazón se parte, porque no te importa.
Me lástima esa ausencia, porque sabes que enfermo, que mi ánimo decae, que mi salud, se deteriora.
¿Por qué no te quedas? ¿Porqué me haces eso? Desespero, porque te disfruto en cada rincón y no te pido nada, sólo que mi cuerpo sienta tu calor.
¡Sol, eres injusto!
Te irás para dejar pasar a la lluvia que daña, y antes dejaste esos aires de febrero para después darle paso al frío invierno.
Está bien, traidor. Mientras te voy a ¡gozar!
Te disfrutaré infame, con todo ese colorido que anuncia previamente tu llegada.
Querido ¡Sol! Disfruto tu presencia.
