La revisión de la historia, y de la historia política de nuestro país, siempre será un tiempo bien invertido. Pero ahora, para estos momentos, se hace imprescindible recordar que no todo tiempo pasado fue bueno y los costos para alcanzar, entre otros beneficios, la libertad de expresión, la libertad de manifestación, la independencia de los poderes no fue sencilla.

Cito el contexto de mi reflexión. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sido víctima de ataques de odio en las últimas semanas y días por dos temas fundamentales: la posición de la Ministra Presidenta, Norma Lucía Piña, en no caravanear al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y, ahora en el rechazo al llamado Plan B, que buscó permear al Instituto Nacional Electoral.

Vuelvo a citar ahora una expresión del Presidente de México, AMLO, sobre este último tema cuando señala al Ministro Javier Laynez, en cuya persona recayó el recurso promovido por el INE y presentó la ponencia respectiva con la propuesta del proyecto de sentencia que, en términos llanos, sustenta la suspensión al llamado Plan B lo que significa que este instituto mantiene, por el momento, estructura y funciones.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación así lo notifica “El ministro instructor concedió la suspensión solicitada por el INE, respecto de todos los artículos impugnados del decreto (de reforma) para efecto de que las cosas se mantengan en el estado en el que hoy se encuentran y rijan las disposiciones vigentes antes de la respectiva Reforma”

La reforma electoral, primero, y después el Plan B, buscaba, de acuerdo a López Obrador, reducir los costos públicos que tiene el sistema de elecciones en nuestro país, lo que en término simples fue considerado un deseo de desmantelar, centralizar y operar las elecciones en los años venideros bajo el control del partido en el poder.

En los años del poder absoluto del PRI, la oposición no logró hacer valer su palabra ni su presencia en los espacios políticos, se acallaba la manifestación pública y cuando salía, el pueblo sabía que se detonaba un petardo que molestaría pero que, al final, logró avances en distintos rubros como en los Derechos Humanos y la Democracia, por citar unos y ni que decir del control de los poderes Legislativo y Judicial.

Porqué la reacción tan virulenta, nada nuevo por cierto, de quien encabeza el Poder Ejecutivo Federal sobre esta decisión de la SCJN? Porque cuando habla de oligarquía es justamente lo que percibe la ciudadanía informada de esta reforma como el camino al que se buscaba andar la democracia.

Y la guía de esta reacción de odio es la replicación del mismo en campañas que no solo vulneran la independencia de poderes, sino que además genera apología de violencia.

Sin embargo hay algo más que en lo particular me preocupa. La solidaridad solo en redes, que es importante sí por supuesto, pero la otra, la que encabeza campañas de odio están apostados frente a la SCJN amenazando a ese poder y, entre estas personas está una mujer guatemalteca por cierto, que siempre se caracteriza de algún personaje, y ahora con una metralleta amenaza direccionando el mensaje no sutil sino abierto.

Creo que la solidaridad a favor de la SCJN debe pasar también a otro plano, si esa mujer desea protestar, que lo haga en su tierra, que deje en México a las y los mexicanos librar nuestras propias batallas. Surrealismo?

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