Por: Miguel Ángel Mata Mata
1.
En los pueblos sin memoria hay historias que dejan de escribirse.
Por eso. Por eso desaparecen.
2.
Alguna vez hubo una calle llamada Juan R. Escudero en Acapulco. También hubo una placa conmemorativa frente a lo que fue la casa del héroe acapulqueño.
Existe un monumento al mismo personaje en el malecón, frente al edificio del sindicato de estibadores. Por entre los cerros que rodean a la bahía, existe una colonia con ese nombre.
Muchas escuelas de la ciudad así se llaman. La sala de cabildos de Acapulco lleva el nombre de Juan R. Escudero.
Existe, inclusive, un municipio que así se llama: Juan R. Escudero.
3.
También hubo una vez un alcalde pícaro a quien la historia le importó un pito.
Con orígenes en las regiones de Tierra Caliente y Costa Chica él eliminó el nombre de Juan R. Escudero a la calle donde alguna vez existió la casa donde nació, creció y murió el primer alcalde electo, por la vía democrática, en Acapulco.
Inclusive desapareció la placa donde se narraba la gesta de quien fue periodista y anarquista líder sindical, fundador del sindicato de los estibadores.
El insensible alcalde se llama Evodio.
4.
Juanita Lobato y Maritrini Ponce Rosas son dos valientes y honorables que defendieron el privilegio de ser reportaras en aquel mundo que no se ha ido: violento y misógino.
Ellas vencieron en esa época en que la sentencia de Renato Leduc: “para ser aprendiz de reportero el primer requisito es no ser pendejo”, usábamos, quien sabe por qué, además de la libreta y la pluma, una pistola.
Y así escribíamos las historias de cada día: la pistola en el cajón derecho, el cigarrillo entre los labios, que encendía el siguiente, mientras aporreábamos las máquinas de escribir y el tufo de ron que bañaba las redacciones… inclusive las magreaba a ellas.
Ellas mostraron, en ese contexto, su esencia: valentía.
Ellas han partido. En menos de dos meses tomaron el mismo camino que no vencieron: el cáncer.
Aquí ha quedado su esencia, su presencia, su voz, su honor, su valor. No nos han dejado… se han adelantado tan solo un poquito.
5.
El abuelo de Juanita fue Enrique Lobato, presidente municipal de Acapulco, luego que lo fue Juan R. Escudero.
El abuelo de Maritrini fue el valiente que acudió a rescatar a Juan R. Escudero, en una de tantas veces que balearon a Juan y dieron por muerto.
Juanita jamás salió del puerto. Al morir cobraba como directora de la hemeroteca municipal de Acapulco.
Maritrini salió de la ciudad e hizo carrera como reportera en Tijuana y San Diego.
Estas dos valientes merecieron la calidez de esquelas de amigos y compañeros que les quisimos, pero merecieron la frívola insensibilidad de un gobierno municipal que se esfuerza en evitar construir la memoria colectiva.
Evodio borró el nombre de la calle y placa de Juan R. Escudero. La actual administración lucha, con particular alegría, por borrar algo más que una calle: la esencia de Acapulco.
6.
Otro héroe acapulqueño, el teniente José Azueta, aún tiene una calle en Acapulco. Ha desaparecido, por igual, la placa que indicaba que en esa casa nació, algún día, uno de los cadetes que defendió al país, en Veracruz, de una de tantas invasiones norteamericanas a México.
Si la memoria nos vuelve a fallar, nos quedaremos sin historia y tristemente no existiremos.
¿Alguien sabe que existe una rotonda de los hombres ilustres junto a la playa Tlacopanocha?
Ahí está pero…
Las placas que indican que ahí yacen los restos de personajes ilustres de la ciudad han desaparecido. No tarda que algún regidor con iniciativa pretenda hacer un parque en medio de las tumbas. Tal vez otro kiosco.
7.
Juan R Escudero se quedó sin calle y placa. José Azueta se ha quedado sin placa. Los hombres ilustres no dejarán de serlo porque alguien olvidó que ahí yacen sus restos.
La potente voz de Maritrini, al declamar poemas, o los artículos hemerográficos de Juanita dejarán de ser tan solo porque la administración municipal no se enteró que perdieron la vida.
La historia puede perderse. Puede no ser escrita. El pueblo de Acapulco puede quedarse sin historia y desaparecer. Pero…
8.
Los bailables, fiestas, desfiles y ocurrencias de un cabildo ignorante y omiso no evitarán que la historia de la última Semana Santa sea la numeraria de que, mientras en el país hubo 70 ejecuciones violentas, en ese periodo vacacional, veinte homicidios correspondieron a Guerrero y cinco asesinados fueron turistas en las playas de Acapulco.
Cinco, un número que ya cambió la historia.


  1. En uno de esos casos violentos, que la autoridad municipal finge que no existen, la gente rumora.
    La gente dice que un viene viene le quiso cobrar por estacionar en Caleta. Que el empresario zapatero de Guanajuato se negó. Que el viene viene llamó por teléfono a un señor llamado Maña. Don Maña mandó a dos de sus hijos.
    Dicen que balearon al guanajuatense, a sus hijos y a su mujer.
    No. No balearon al empresario y a su familia. Balearon, al fin y por primera vez, a la Gallina de los Huevos de oro de Acapulco, el turismo. Pronto habrá consecuencias.
    Mientras alguien tuvo esos huevos de oro de la gallina en vilo, nuestra autoridad anuncia que entre el día diez y el 16 de abril habrá un jolgorio.
    Algún poeta le preguntó a un señor ministro:
    — ¿De qué se ríe, señor ministro?
    Aquí los hechos le preguntan a la autoridad municipal:
    — ¿Qué cosa festejan con su jolgorio, señores?
    QUE CONSTE
    a) La reunión en el rancho El Pantano, convocada por Ángel Aguirre, a la que acudieron las planas mayores del PRI y PRD en Guerrero no es lo que se aparenta. Tal parece que la sombra de Marcelo Ebrard es muy atractiva para muchos en Guerrero.
    b) La mañana del martes, la plaza Álvarez, zócalo para el vulgo, al fin fue barrida y lavada. Los vendedores ambulantes fueron retirados. Inclusive el Escuadrón de la Muerte, y sus temibles armas de alto poder, el Chinicuil y el Tonayán, fueron retirados. Todos creían que al fin eso sería de todos los días pero. No. Ahí hubo una sesión de cabildo abierta y, pues no, ¿Cómo creen que los regidores van a sesionar entre basura, ambulantes y teporochos? Pues no. Eso es para los turistas y para el pueblo. No para ellos.
    c) Micaela Cabañas, dela delegación de la CNDH en Guerrero, y la diputada federal, Rosario Merlín, promovieron la liberación de un campesino implicado en la masacre de Aguas Blancas. Bien por ellas y la lucha social.

PREGUNTAS QUE MATAN
¿En serio creen que Yoloczin Domínguez Serna o Jacko Badillo ganarían una elección en Acapulco? Se vale soñar.

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