Cuba 1993
“Es un desmadre esto”, Mario Moya Palencia

Mario Moya Palencia me recibió en la embajada de México en Cuba cuando tenía conflictos para ejercer periodismo en la isla. En el Club de Periodistas de Cuba, en La Habana, me habían negado la posibilidad de ‘ejercer’ porque había ingresado al país con visa de Turista.
Entonces cientos de cubanos se agolpaban afuera de la embajada solicitando visa para viajar a México. Muchos pasaban la noche en la larga fila que se formaba afuera de la embajada de México para tener chance de solicitar un salvoconducto.
-“Es un desmadre esto; está muy tensa la situación política”, me dijo Moya Palencia a modo de saludo.
Luego me explicaría a detalle.
“El gobierno cubano prohibe la salida de los cubanos, dice que la migración es inducida por los EEUU, y México es un país aliado de Cuba”.
El cónsul era quien tenía la tarea de recibir a cada cubano que deseaba abandonar Cuba.
Tenían las rejas de la embajada cerradas, porque la representación diplomática temía que los cubanos que pedían visa a México tomaran por asalto la embajada.
Comenzaba en la isla la crisis de los balseros. Cientos de cubanos se aventuraban en embarcaciones armadas con palos, clavos oxidados y neumáticos inflados por el mar Caribe para alcanzar Miami.
Son 90 millas náuticas las que los separa de EEUU. Pero muchos de ellos terminaban en Cancún, Cozumel o Islas Mujeres, en México, que está a unas 500 millas náuticas de la isla.
La desaparición de la Unión Soviética (en 1991), marcó el inicio de la más aguda crisis económica de la era castrista. Eran tiempos del llamado ‘Periodo Especial en Tiempos de Guerra’, según me sopló el propio Moya Palencia.
Aunque eso ya lo sabía. Como muchas otras cosas de las que me documenté en Panamá antes de viajar a La Habana.
Como el fusilamiento, en julio de 1989, de cuatro militares de alto rango acusados de traicionar la revolución de Fidel Castro Ruz; el confinamiento de los enfermos de VIH/SIDA, la discriminación de los homosexuales, y la creciente ‘prostitución juvenil’ de hombres y mujeres en La Habana.
Me dijo que estaba en Cuba desde 1990, por tanto al igual que yo tenía conocimiento de ello por los reportes de la prensa extranjera. Y que la Cancillería mexicana lo acababa de llamar para concentrarse en México.
“La peor crisis de los balseros -tú seguro lo sabes- fue en 1980. Se conoció como el éxodo del Mariel. No me tocó vivirlo a mi, pero por lo que sé fue un verdadero desastre ”, me ilustró el embajador mexicano.
“Esto te lo digo ‘off the record’, no lo puedes poner en mi boca”, me indicó Moya Palencia, mientras servía dos copas de ron cubano.
-“¿Con cola?”, me inquirió muy diplomático.
Sabía que estaba alojado en el edificio Focsa, en el barrio El Vedado, en la casa-oficina de Notimex en La Habana. También sabía que había llegado de Panamá y sobre su escritorio tenía un ejemplar de ‘Factor Financiero’ con mi reportaje sobre el tráfico de microchips que la IBM hacía a Cuba por Panamá. Tenía conocimiento de que enfrentaba restricciones para laborar en La Habana.
“Los cubanos dicen que huyen de la represión política, y eso nos complica otorgarles visa en México. Tú sabes, las relaciones México-Cuba son excelentes”, me dijo.
Entonces Cuba enfrentaba grandes dificultades para sostener los niveles de consumo individual y social; era crítica situación en el suministro de energéticos, combustibles y otros productos e insumos agropecuarios e industriales.
“Viajar a México solo es un trampolín para brincar a Miami”, agrego Moya Palencia.
En EEUU estaba en vigor la política de “pies mojados, pies secos”, que permitía quedarse a los cubanos que lograban llegar a territorio estadounidense y con el tiempo solicitaran la residencia permanente.
Moya Palencia me explicó esto, que yo desconocía entonces, pero que era un tema de mi interés periodístico.
Ya antes me había pasado tres dias leyendo los bloques de despachos noticiosos diarios de Notimex, tomando apuntes de lo que me parecía sobresaliente. Eran reportes oficiosos de medios oficiales cubanos.
Fue Moya Palencia quien me ofreció la valija diplomática para sacar de Cuba cualquier reportaje que pudiese ser censurado.
De él solo sabía que aspiró a la candidatura presidencial del PRI en 1976, pero que de último momento Luis Echeverría Álvarez inclinó la balanza a favor de José López Portillo.
El embajador hablaba conmigo con mucha soltura. Claro, antes me puso un candado. No era una entrevista, era ‘un diálogo cordial’ al que él me había invitado.
Pocos meses después -lo supe en Panamá- Mario Moya Palencia fue suplido por la ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel. Su nueva misión sería como embajador de México en Italia./Fredy López Arévalo, revista Jovel Sclc

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