Ahora que las mujeres están jugando un rol más destacado entre las presidenciables, de las que rescatamos a Claudia Sheinbaum por MORENA, a Xóchitl Gálvez por el PAN y a Beatriz Paredes por el PRI, no se puede evitar también colocarlas en la revisión de sus logros, de sus aciertos, de sus retos y de sus lados flacos. 

Por ejemplo, la favorita del sistema en el poder, entendiéndose por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la Dra. Claudia Sheinbaum, tiene curricularmente hablando un esquema importante de asignaturas que la coloca académicamente viable, pero en la práctica, desde que fue Delegada de Tlalpan, mostró intolerancia hacia aquello que no fuera el grupo al que pertenece y esa exclusión se ha hecho evidente en el desarrollo de su candidatura, emulando figuras masculinas. 

La sorpresa en el escenario que dio Xóchitl Gálvez que la ha colocado en una línea tenue entre la favorita del sistema que encabeza el poder de MORENA en el país, que se decantó por una posición crítica más del pensamiento más general de la población y cuya actuación cotidiana genera más empatía que distancia social, con el riesgo de ser rebasada por los intereses que siempre existen en los grupos políticos. 

En el PRD, no hay mucho que decir, salvo que no intentan ni siquiera ser las y los estrategas que un día lograron aglutinar a una sociedad que estaba ávida de contar con una alternancia de izquierda, con la izquierda. Aún cuando podría en algún momento todavía rescatar el gran liderazgo de Rosario Robles, su otrora dirigente nacional. 

En el PRI, al bajarse otras figuras de destacadas mujeres, como Claudia Ruíz Massieu, y en competencia más de mujeres, quedó Beatriz Paredes. Una mujer que ha estado en el ejercicio del poder ejecutivo al ser gobernadora de Tlaxcala, convivir con el poder presidencial, representar al país en otras naciones, uno podría considerar que es de las más viables. Salvo que… 

A Beatriz no le gusta mucho moverse fuera de la ciudad de México y salvo lugares muy representativos, como Acapulco para el estado de Guerrero, los demás municipios no tienen en su escenario mayor importancia. 

Por ello quizá Xóchitl Gálvez considera que los números que obtuvo para que B. Paredes pudiera alcanzar la posición en la que ahora está para jugar la candidatura, tenga que ver con la estructura del partido revolucionario institucional. Es decir, de manera cómoda, sin que el cansancio físico la alcance o estropee su huipil y sin riesgo de que su cartera sufra algún menoscabo por los costos que tiene que invertir y que, dicen, no le gusta. 

Quizá por ello, su equipo de mujeres en la montaña, emulando a su jefa, decidieron dejar plantadas a las intérpretes en Mixteco, en Tlapaneco y en Náhuatl. Sin una disculpa, sin nada, porque finalmente, son mujeres y además indígenas que solo cuentan a la hora de que la estructura mueva la masa electorera. 

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