Estimado amigo; en estos días tan ajetreados- por tramposos- en las filas lopistas, me viene a los recuerdos los prolegómenos de las elecciones presidenciales del nuevo milenio y que curiosamente guardan significativo paralelismo con el momento actual y es que en 1999 el PRI se vio inmerso en una contienda interna intensa y ante los embates de la oposición- dígase el PAN principalmente- fue que la dirigencia partidista, decidió que para la selección de candidato se realizara una contienda abierta y universal a la base y a simpatizantes y que de forma “democrática” se determinará la candidatura presidencial, lo que provocó que el gobernador del estado de Tabasco Roberto Madrazo se apuntara con mucha antelación y construyera una red de simpatizantes a lo largo y ancho de la nación, que veían a Madrazo como un rebelde y prometedor líder, que además se había sobrepuesto a los intentos de Ernesto Zedillo para destituirlo del cargo, para cumplirle a López un pacto previo a las elecciones de 1994 que lo llevará a la gobernatura, pero que Madrazo hecho a perder ganando el gobierno de Tabasco en ese año y con ello por supuesto también ganó la animadversión y odio del presidente Zedillo que quedó mal ante su nuevo amigo López, de manera que este no vio con buenos ojos la postulación de Madrazo para quedarse con la candidatura presidencial del año 2000 por lo que con todo el aparato de poder presidencial lanzó la pre candidatura de Francisco Labastida y con una campaña interna atropellada y con serias acusaciones de dados cargados – como ahora – y con todos los gobernadores priistas de aquellos años apoyando a Labastida – y hay quien sostiene que hasta con el apoyo de panistas y perredistas, que veían a Roberto Madrazo un posible candidato muy fuerte- este perdió la consulta a la base ante el candidato oficial Francisco Labastida, donde cosa curiosa Manuel Bartlett figuró también como pre, junto con Roque Villanueva como vulgares paleros del presidente Zedillo, como lo hicieron Adan, Monreal y los otros en esa ópera bufa de la encuesta de López y esa cosa llamada morena.

El resultado de aquel cuasi experimento de democracia interna fue que el PRI se desdibujó y se dividió, porque evidentemente el peor candidato era sin duda Francisco Labastida, quien sin tener carisma ni simpatía, solo se cobijó en el apoyo presidencial, que una vez que inició la contienda no fue suficiente y más porque quedó de manifiesto las carencias que tenia como candidato Labastida, que enfrentado a un Fox, vulgar y dicharachero, redujo a Labastida a una simple caricatura que lo llevó al extremo de auto denigrarse con aquel promocional donde empezaba diciendo “ me dicen Lembestida…”que dicho sea de paso era como se burlaba Fox del candidato priista, de tal manera que toda la campaña fue un desastre, ante un Fox que fue creciendo en popularidad y sobre todo por la grisura e incapacidad de Labastida de contrarrestar los ataques de la oposición y vaya que en aquella campaña lo único que proponía Fox era sacar al PRI de los Pinos y nada más, pues a eso se reducía la polarización y el cambio, pues en todo caso el discurso foxiano era absolutamente hueco y vacío, pero suficiente para aglutinar la inconformidad y el deseo de cambio de partido y solo eso- como así fue todo el sexenio- ; que nada tiene que ver con la que hoy está pasando- donde la confrontación y polarización llega niveles nunca vistos y donde prevalece el Mexico de los otros datos, el de las más de cien mil mentiras, el de la manipulación y el engaño- Sin embargo los estragos producidos por la contienda interna priista fueron lo suficientemente críticos que sin duda ayudaron al triunfo del PAN, pues los madracistas, que se contaban por miles hicieron campaña de brazos caídos – como lo harán muchos de los seguidores de Ebrard- y fueron una fuente muy importante de votos para Fox, pues quedaron lastimados y marginados de casi todas las posiciones- como muy seguramente les pasará a los seguidores de Ebrard – que se disputaron en aquellas elecciones presidenciales, que serían las primeras que el PRI perdería y que en mucho tuvo que ver el capricho, el encono y la venganza como elementos definitorios de una candidatura francamente perdedora como lo fue la de Francisco Labastida.

De ahí entonces los paralelismos con la actual coyuntura con las huestes de López. Que si bien Ebrard no llega a la candidatura por venganza de López, como le pasó a Madrazo, si lo es que no llega por la profunda desconfianza que le inspira a López, quien prefiere apostar por Sheinbaum y por el aparato de poder político, los gobernadores y el voto duro de su partido y arriesgar el triunfo – como lo hizo Zedillo en el 2000 – que ceder el poder a quien le puede mejor garantizar ganar la contienda, pero que lo puede traicionar.

Sheinbaum es el símil de Labastida, es una candidata desangelada, fría, déspota y sin gracia, que además repite como eco las mismas frases vacías de López y por si fuera poco, con los mismos atavismos ideológicos y dogmáticos de su mesías pero sin el don de la oportunidad, ni mucho menos la ocurrencia de su hacedor y principal cilindrero.

Así entonces con un Ebrard inconforme y con una candidata sin gracia, la ventaja de Xóchitl es doble. Pues por un lado aprovecha el gran descontento de la sociedad y por el otro la falta de emoción de Sheinbaum, que como se vio en el paseíllo todavía no terminaba sus “discursos” y ya se veía vacío el auditorio, igual que le pasaba a Labastida en aquella ya lejana campaña, que con rollos soporíferos y gritos desgañitados y desafinados, corría a los asistentes. Eso y más veremos en esta contienda, donde Xóchitl crecerá indudablemente y Sheinbaum se arrinconará en las encuestas fabricadas y ordenadas desde Palacio que mediante el chantaje y la extorsión publicarán los medios, inventando diferencias artificiales para generar la percepción de que va ganando. Y apoyada en el acarreo y descomunal despilfarro, pero sin entender que cuando la sociedad se harta, no hay poder que la convenza de lo contrario y menos cuando ya encontró al líder y estandarte de un verdadero cambio en un país lacerado por la ineptitud y la farsa corrupta y el despilfarro sin oportunidades.

Entre paréntesis: no en balde es la preocupación de todo el aparato de propaganda de López, que bien saben que la imposición llamada Sheinbaum, no despega y por eso se lanzan con todo contra Xóchitl queriéndola desbarrancar y ya cuentan que si Ebrard se va MC la clase media se va con él, dañando al Frente y por lo tanto a Xóchitl. Y me pregunto porque se iría la clase media con un candidato perdedor, pero además que sirvió por cinco años al gobierno del peor presidente? Porque apoyar a quien avalaba todas las mentiras y engaños de este sexenio ?

Porque apoyar a quien nunca defendió a la clase media del energúmeno presidente?

Porque apoyar a quien vendió la soberanía nacional al orate Trump?

Porque se identificaría la sociedad civil con un traidor?

Es evidente que no hay ninguna conexión de Ebrard y la sociedad civil y no la hay por una sola razón. La sociedad civil ya tiene candidata y tiene absoluta identificación con ella, de tal forma que no tiene que andar buscando ojos en otra cara. De manera que si Ebrard se va MC su candidatura será totalmente irrelevante como lo es ahora. Y si a alguien le va perjudicar es sin duda a morena y su candidata.

Habría servido a la oposición si las condiciones políticas fueran las de hace dos años, pero eso ya no existe y hoy por hoy la ciudadanía ya tiene un estandarte de esperanza y en ese no cabe nadie más que no sea Xóchitl Gálvez. Por eso se los dijo. La esperanza ya cambió de manos y ahora está en ella.

Quisieran los paleros y vociferantes carroñeros de López y el mismo qué Xóchitl no existiera, pero no es así y por el contrario su irrupción fue de tal forma que su presencia avasalló a López y su corcholata Sheinbaum. Que los dejó aturdidos. Que para sacudirse el golpe siguen gritando una y otra vez el nombre de Xóchitl.

Vaya que el golpe fue duro. Los puso en la realidad. Y están totalmente desconcertados y atolondrados. Ni cabe duda.

PD. Pintoresca como dice el desgobernador de Sonora que es Xóchitl, la vuelve auténtica y no fingida como Sheinbaum que con poses de falsa humildad se acerca al pueblo.

Hay está la diferencia. La sencillez y la franqueza no se compran en el súper y menos se otorgan por decreto. Sheinbaum carece de esos atributos y de muchos más. Hasta del hablar bien. Y en la confrontación de los debates se verá en toda su mediocridad, su debilidad y pobreza de argumentos. Insisto es el símil de Labastida ni más ni menos.

Sus rollos son acartonados, sin emoción casi como si los estuviera diciendo un robot. Es una mujer que no se identifica con las mujeres y sus valores, luchas y deseos. Sino por el contrario su única fin es la aprobación de su patriarca dominante. López. Y nada más.
Y su discurso más de lo mismo. Pero sin chiste. No lo crees así querido amigo.

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