Tercera Vía Traición política de lesa humanidad Ernesto Rivera Rodríguez. Desde la “Roque señal” no habíamos sido testigos de una entrega tan absurda de los diputados del Congreso de la Unión en contra del pueblo de México, y hoy muy en particular del estado de Guerrero por sus propios representantes. En su obra “Fouche” Stefan Swaing describe el instante en qué el Emperador Napoleón Bonaparte observa desde una ventana caminar por un pasillo del Jardín de las Tullerias a su Primer Ministro Telleyran, qué era cojo, del brazo de su Secretario de Seguridad, José Fouche, ambos se despreciaban, y el emperador expresa sobre ese entorno “la corrupción del brazo de la traición”. Ustedes acomodenlos. La traición a Guerrero por sus representantes populares federales y senadores morenistas, dada la contingencia catastrófica por la que atraviesa Acapulco, es una “traición de lesa humanidad”. No tienen ninguna excusa para explicar porqué lo hicieron, salvo por haber recibido: “línea” de hacerlo. Peor aún del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, en sus visitas al puerto, sólo a tener reuniones de coordinación con la gobernadora Evelyn Cesia Salgado Pineda y los altos mandos militares, y después haber enviado a la Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, para dar seguimiento a las estrategias de trabajo por los inmensos daños ocasionados por el huracán Otis en Acapulco. Para después al mejor estilo de las novelas policíacas darle la espalda y traicionarla no sólo a ella por su investidura, sino al pueblo de Acapulco, al pueblo de Guerrero. La madrugaron. Como expresó don Martín Luis Guzmán en su novela La Sombra del Caudillo, el principal verbo de la política mexicana es el verbo “madrugar”. Lo siguen perpetrando, por instrucciones superiores Roberto Arroyo Matus, titular de Igife informó que se ha determinado dar por terminado la Declaratoria de Emergencia, cuando Acapulco hiede a muerte, con el cólera tocando a la puerta, e iniciar la fase de Reconstrucción y Recuperación de Acapulco y Coyuca de Benitez. La naturaleza y la política hoy han dado madruguete a Evely y a Acapulco. Sin duda alguna. .

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