La campaña electoral 2024, será sin duda la mayor, no por el número de puestos de elección popular qué están en juego, sino por la polarización política y la violencia y los odios acuñados desde la mañanera.

Después de Chiapas, Guerrero se situó en el nada envidiable segundo lugar nacional de violencia político electoral, desde los atentados y homicidios a candidatos, como las amenazas por los diferentes grupos y hasta la clara participación del crimen organizado y la guerra sucia legaloide producto de la desesperación de candidatos y candidatas con profunda desesperación de sentirse derrotadas en su obsesiva reelección.

Abelina le dedicó más de media docena de impugnaciones en contra de Yoshio Avila González, desde antes del momento en que el Partido Movimiento Ciudadano lo nombró su candidato a la presidencia municipal de Acapulco, hasta la última qué los comparó con Dios con eso de la “simultaneidad”, ubicuidad se le llama, el estar en dos lugares al mismo tiempo a Carlos Granda y Yoshio Avila. Estar en dos partidos al mismo tiempo.

Porqué Carlos Granda? Él y su candidatura de la alianza PRI PRD PAN, nada tenían qué ver con el adversario nada imaginario que Abelina se había forjado, Yoshio Avila González. Granda fue un daño colateral, cuyo daño hoy hecho por Abelina y sus asesores es inmedible política y socialmente hablando, fue usado para los intereses oscuros y perversos de Abelina.

Más de media docena de impugnaciones de Abelina en contra de Yoshio, -todas perdidas- habla mucho más que de simples diferencias políticas, es de un odio acérrimo, que va mucho de la intolerancia y de la invención de la ubicuidad de ambos candidatos.

No hubo respeto alguna a las diferencias políticas electorales, se convirtió en un asunto de estado “al mejor estilo mussoliniano de la mañanera”, acabar con el adversario, acabar con la democracia, en aras de una supuesta transformación que hasta hoy sólo está en sus panfletos. Qué nos digan qué No.