Éste día les platicaré de otra mujer que doscientos años antes de Hermila Galindo y Elvia Carrillo Puerto, también luchó por los derechos de las mujeres de su región, en Yucatán, su nombre Dolores Correa Zapata.

Consumada la independencia, hicieron explosión las exigencias sobre las libertades y derechos de todos. Y así, un puñado de mujeres buscó los suyos.

Como dije antes, fue en Yucatán, y está considerada como la primera entidad que se levantó. La pionera fue Rita Cetina Gutiérrez quien fundó en 1870 la revista Escuela y Sociedad Científica y Literaria La Siempreviva.

Desde antes de 1870, las damas se reunían a leer a escritores europeos en pro de la igualdad de la mujer e intercambiar ideas, entre ellas se encontraba una jovencita tabasqueña de nombre Dolores Correa y Zapata. Quien impulsó durante 50 años, la educación de las mujeres mexicanas desde las aulas y en diferentes revistas y publicaciones dirigidas a público femenino.

Nació el 23 de febrero de 1853 en Teapa, Tabasco. Su padre; el yucateco Juan Correa Torres, fue un liberal que apoyaba a Benito Juárez y a la llegada de Maximiliano de Habsburgo, tuvo que abandonar el país y exiliarse en Cuba. El resto de la familia se refugió en Mérida, donde Dolores pasó su infancia y parte de la adolescencia. Ahí, conoció al grupo de Cetina Gutiérrez.

En 1867 su padre regresó del exilio y se fueron a San Juan Bautista, hoy Villahermosa, capital del estado.

Dolores y su madre; María de Jesús Zapata, fundaron y dirigieron una escuela para mujeres llamada Colegio María. En 1879 publicó sus poemas en el diario Recreo del Hogar.

En 1884, se trasladó a la Ciudad de México donde vivía su hermano Alberto; allí presentó el examen para obtener su título como profesora de secundaria, por más de dos horas fue cuestionada sobre geografía, cosmografía, aritmética, español, pedagogía y el sistema métrico decimal, logrando obtener su título.

En 1886 publicó su primer libro de poesías titulado Estelas y Bosquejos, en la poesía “La mujer científica”, en uno de sus versos dice: ¿No dijo Dios también; yo doy al hombre, otro ser de su ser, alma de su alma, de su misma costilla le he formado, compañera le doy y no vasalla?

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