Por Isabel Ortega Morales/ SURIANA RADIO/ CEPROVYSA.COM





















Tlapa de Comonfort., 23 de Octubre de 2025.- El sonido de los carrillones de viento y el tañer de la campana de altar o del Sanctus inician su canto litúrgico cuando la imagen del Jesús, en su advocación de Señor del Nicho es levantado de la mesa para iniciar su salida de la Catedral de San Agustín.
El pasillo central de la Catedral se despeja, las manos de la feligresía se extienden para intentar tocarlo, los labios murmuran peticiones ante la cercanía del cuerpo venerado, los ojos se humedecen ante el paso de quien es considerado el gran benefactor de la población indígena, de los migrantes, los jornaleros, de los asuntos difíciles.
Apenas cruza el arco de acceso a la Catedral, conformado por semillas y realizado ininterrumpidamente por el Ejido de Tlapa, colocado el 7 de octubre para recibir las peregrinaciones, cuando del campanario el tañer se convierte en el anuncio heráldico con el que se informa que el Rey, sale a realizar su recorrido y los aplausos se suman a ese estruendo de alegría.
El cuerpo del Cristo es levantado, se coloca en una base sujetada por cuatro personas, dos grupos de seguridad eclesiástica resguardan la sagrada imagen y dan orden a la peregrinación.
El Señor del Nicho inicia su paso por el monumental tapete de aserrín que ha sido elaborado por las y los vecinos que conforman el circuito de la peregrinación y que presenta diversas figuras, entre formas de rostros del Cristo, Oraciones, representación de tigres, flores, y peticiones, como la que expone el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, pidiendo por la aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La imagen llega a la primera estación. Se detiene. Las voces de los sacerdotes elevan una plegaria, hablan de la paz, piden por el cese a la violencia, oran por la fortaleza de la fe, piden por las y los migrantes, las y los jornaleros, sabiduría para las y los gobernante, fortaleza para las madres buscadoras, empatía ante las necesidades de los afectados por las lluvias en otros estados, por la atención a la familia, por la conversión de quienes causan dolor…
El sol cae de forma cenital, ilumina los rostros de los que pronto. Gotas de sudor habrán de recorrer surcos de penitentes que con devoción acuden a esa cita que es un lazo espiritual in narrable, salvo por la fuerza que empuja muchos de esos pies desnudos que recorren palmo a palmo las calles.
En algunos puntos, son organizados los otros feligreses, los que llevan una plegaria o cumplen una promesa y se recuestan en columna vertical para que la sombra del Cristo los cubra, y son levantados tras el paso del Señor del Nicho, por los custodios, para evitar un accidente.
El aroma de las velas cuyas luces hacen rodar cera en las manos que las sostienen, de las veladoras que emiten una tenue iluminación, se confunden con el aroma de flores naturales que llevan algunas mujeres.
A su vez, el aroma del aserrín se convierte también en un elemento que contribuye en el aroma del copal de los danzantes aztecas y a su vez, del sahumador donde el olíbano, la resina relacionada con la pureza y la oración, así como el agua bendita que se asperja entre las grandes filas de espectadores asistentes a este recorrido emiten un entorno de serenidad.
Es el año 2025. El Señor del Nicho es acompañado por un gran grupo de sacerdotes, diáconos y seminaristas. Está el Arzobispo de Tulancingo, Hidalgo, Óscar Roberto Domínguez Couttolenc (que fue el segundo Obispo de Tlapa en el periodo 2007 a 2012 y que sucedió al primer Obispo Alejo Zavala Castro que encabezó el periodo 1992-2005)
Está el Obispo de la Diócesis de Tlapa, Dagoberto Sosa Arriaga, tercer Obispo de esta Diócesis y que encabeza los domingos la ceremonia litúrgica en la Catedral de San Agustín, legado de los Agustinos del siglo XVI y que recorre las distintas parroquias de este presbiterio ubicadas en esta agreste región de la Montaña.
Está el párroco Valente Meza, responsable de la Catedral de San Agustín, un anfitrión atento con los sacerdotes que acuden a esta gran cita eclesiástica y que ha recibido en 24 días a cientos de peregrinos.
Entre otros, están el Padre Gamaliel Villalobos Medina, de la Parroquia de la Santa Cruz de Chilpancingo.
El recorrido es de cuatro horas y media. Y ahí, entre los asistentes, se unen todos respetuosamente en una sola misión: saludar al Señor del Nicho, cuya celebración era el 17 de septiembre.
Las luces naranja de la tarde de otoño cae, es una tarde de luna nueva de escorpio. Una tarde de regocijo.
Me dice el Padre Valente Meza que las peregrinaciones a este gran santuario del Señor del Nicho iniciaron el 30 de septiembre, que diariamente arribaban 4 o 5 grupos numerosos de peregrinas y peregrinos, que el número aproximado de visitantes este año es de poco más de 10 mil personas.
Los tapetes de aserrín, que tienen su origen en Huamantla, Tlaxcala y a su vez, de los tapetes persas, salvo que éstos son bordados, los otros son un arte efímero que ilumina la mirada y fortalece la esperanza.
El Señor del Nicho es subido al altar. Ahí retorna luego de recorrer a su pueblo, de bendecirlo, de escucharlo.
Las voces le dicen hasta luego, como el canto de la guitarra acústica de Tony Flinn, el concertista internacional que cada año da marco musical a esta celebración con una espléndida selección musical, tan sublime como las voces me´phaa- tlapanecas, Tu Un´savi- Mixtecas, las voces Nahuatlacas y las voces en español que se hacían uno en el canto y en la oración para agradecer y para bendecir.

