Blanca Barragán Moctezuma, cuya abuela recibía la “pensión de Moctezuma”, no guarda muy buena opinión de la actitud de sus parientes en España; los Miravalle, que apenas conocen México, sólo tiene en común un antepasado: la princesa azteca Ichcaxóchitl o Isabel, 1509-1550.

Tras la llegada de Cortés a México, la hija de Moctezuma contrajo matrimonio con cuatro compatriotas del conquistador y luego con Juan Cano de Saavedra y sus descendientes proceden de los dos últimos matrimonios.

El rey de España reconoció una gran parte de la capital como propiedad de Isabel. Pero como los conquistadores se instalaron allí, se le prometió a Isabel que le realizarían determinados pagos en concepto de compensaciones, que rápidamente se convirtieron en una deuda gigantesca.

Tan sólo del pago de los intereses podían vivir sin preocupaciones los descendientes de Isabel en México y los que se trasladaron a la península.

En 1821 México se independizó, asumió los compromisos de la antigua colonia, como las “pensiones de Moctezuma”. En 1933, el presidente Abelardo L. Rodríguez anuló la deuda y cesaron los pagos a los Miravalle en España.

Poco después irrumpió la Guerra Civil en España y México nunca reconoció la dictadura de Franco, los Miravalle no reclamaron sus derechos hasta 1991.

Lo que nadie ha calculado es a cuánto equivalen las pensiones en la actualidad.

“México debe reconocer que fue un error de los gobiernos”, afirma Alejandro González Acosta, quien representa los intereses de la familia Miravalle en México. Del trabajo de Álvarez Gayosso.

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