SURIANA RADIO
“El Alma olvidada”
Noviembre 1 y 2- 2021


A un costado de la ofrenda, una vela adornada como las demás del altar, con
flores de cempasúchil, mantiene su flama encendida junto a un plato donde
están un pan, un xatu, tamales y atole.
No, no fue apartada por algún enojo familiar, tiene una o un destinatario
especial que no es conocida por quien ofrenda.
Es un testimonio de bondad para un alma que no reciba una luz que
acompañe su camino ni alguien que le disponga una ofrenda.
En Tlapa de Comonfort Doña Petra de la Luz Apreza Romano, enciende cada
vela al tiempo que menciona el nombre de la persona a quien está dedicada.
A cada una le dedica una frase de cariño, aquella que constituye el vínculo
con la persona y que mantiene como un elemento emocional en su memoria.
Les habla en Náhuatl, su lengua materna y conversa a lo largo del encendido
de las velas como si estuviera frente a la presencia de cada uno y una de
ellas. Algo que ratifica “están aquí”, por eso dice “me entristece estar
enferma o no tener dinero para ofrendarlas”.
En el panteón de Caltitlán poco a poco está arribando la población que lleva
las velas de los altares, las flores de cempasúchil y que dispersa deshojada
sobre las tumbas, aunque algunas permanecen olvidadas.
En algunas tumbas familiares van pasando las cuentas de un Rosario
Doloroso en una posición respetuosa de atención mientras fijan su mirada
sobre ese espacio donde yacen. Mientras otros se disculpan por no estar en
el 2020 “por la pandemia que nos hizo quedarnos en casa obligados por la
autoridad”, le dicen.
La policía estatal y la municipal hacen rondines, mujeres agentes de tránsito
convocan a bajar la velocidad y respetar los espacios de los peatones que
llegan cargando la ofrenda.

Pero hay una que se queda ya sea en la ventana o en el costado del altar
dispuesto para la ofrenda familiar, la que está dedicada al alma solitaria que
para que no se apene por no conocer a las demás almas convidadas en el
encuentro, toma su agua, su atole, su pan, su xatu o galleta de maíz nuevo
molida con piloncillo, y se va llevándose la esencia de la luz. Es una ofrenda
para el alma olvidada que requiere el recuerdo y dice Doña Petrita, “hay que
ponerla, pues no sabemos si nosotros seremos recordados por nuestra
familia y vamos a necesitar de un ofrendante generoso que nos regale una
oración y una luz”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *