Quieren llegar a territorio estadounidense, no tienen cómo hacerlo.
Sus condiciones, son deplorables, las de sus hijos, todavía peor.

Es ¡Saltar! De México a Estados Unidos o de plano recibir albergue y apoyo en territorio nacional.
—Perdón brother ¡Mexicanos! Sólo estamos de paso, ¡necesitamos comer!

Te pedimos ayuda.
Vamos a Estados Unidos, somos migrantes.
Ambos, traen a cuestas a sus pequeños hijos.
Sin zapatos, sucios, y ellos desaliñados.
Van en pareja, con sus dos pequeños. Ambos aún bebés, cuyos padres no saben cómo entrarán a Estados Unidos.
Aguantan en una nación que no es la de ellos en buscar de recursos, de mejor vida.
Piden una moneda para subsistir.

Para aguantar la ¡Travesía!
Confían en la solidaridad mexicana y se mezclan entre los usuarios del Metro, como uno más.
Son ¡Migrantes! Los mismos que entraron para hacerle culto a la Guadalupana.

Muchos, no llegaron, se fueron con la ¡Muerte!

La tragedia, los detuvo.
A ellos y a otros ni los golpes de empleados de migración y policías de la Guardia Nacional, les quitó su esperanza.
Mantuvieron su rumbo.
Se mezclaron con otros peregrinos.

Aprovecharon la festividad mexicana.
Para unos, es llegar al vecino país; para otros, es quedarse en México.
Sus condiciones, son lastimosas.

El video adjunto, revela su padecer.
La necesidad de una moneda para alimentarse.

Pocos estiran la mano y les ofrecen uno o dos pesos. Otros los ignoran.
Su acento al pedir, marca su nacionalidad, revela su estatus en nuestro país…
Son ¡Ilegales!
Esos mismos que un presidenciable, prometió visar.

Ahora quieren quedarse. Igual que aquellos haitianos, hondureños, salvadoreños o guatemaltecos, que ya no se fueron al vecino país.

Que vagan en la calles del Centro Histórico o de colonias colindantes para disputarse con mexicanos en precariedad una ¡Moneda!
Están también en los cruceros de la Ciudad de México.

Y mientras él, ese de la política exterior, de la cancillería, sólo en la carrera ¡Presidencial!
Su mente, la de Marcelo Ebrard Casaubon, en el 2024 y ellos, sin visa humanitaria, sin dinero, sin ¡Nada!

Y Ricardo Monreal, y el Senado de la República, también preocupados por el futuro electoral.
Por los ¡Migrantes! Aunque sólo por los mexicanos.

Por los residentes en el extranjero, esos que ya podrán votar.
No los ilegales de otras naciones.

No los de países vecinos.
A los mexicanos los quieren para ¡Homenaje!
A nuestros connacionales, que abandonaron el país en busca de mejoras, ¡reconocimiento senatorial!

A los otros, a los extranjeros, política de omisión.

A los ¡mexicanos!, a ellos que buscan en Estados Unidos, lo que no ofrece su país, ceremonia solemne.

Homenaje, aunque también sin ¡Acciones! Ni Exigencias al Ejecutivo de políticas que frenen la salida de unos y la llegada de otros.

Es culto al que abandona México, al que ahora, también representa un ¡Voto!

A ellos, que salieron de las mismas entidades donde habrá elecciones: Aguascalientes, Durango, Oaxaca y Tamaulipas.

Reconocimiento al que fue expulsado de su nación por la necesidad y falta de oportunidades.
Al que fue lanzado como ¡Migrante! Tendrá su mención en un libro y en ese recinto de leyes.

¡No! Con política migratoria.
Sólo con pan y circo para un feliz “Día del migrante”.

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