Hay calles no sólo  en el denominado centro de Acapulco que muy lejos está  de ser una zona de alto impacto urbano y turistico, sino todo lo contrario. Acapulco  es hoy por hoy una ciudad abandonada al tiempo, al deterioro, el desgaste y en pocas palabras, sólo al uso politico electorero, entregadas sus calles y banquetas al insufrible ambulantaje, lo cual es la cereza del pastel del actual desgobierno municipal con un Cabildo a modo.

Abelina se ha apropiado, ha hecho suyo, lo que no es nuevo de ese ejercito, el ambulantaje que sirve a un sinnúmero de “amos” por llamarlos de alguna manera, a ella le ha funcionado como carne electoral y de movilización  social utilizando a los directores de área integradas a la Coordinación de Servicios Públicos: Saneamiento Básico, Mercados Municipales, Reglamentos y Espectáculos, Vía Pública, áreas que cuentan con mayor número de empleados y trabajadores, y a los mismos sindicatos de trabajadores administrativos para llenar sus eventos, que se han convertido en actos de un serio populismo barato.

Pero además Abelina a implementado con particular interes un equipo de comunicación a modo para cubrir y resaltar sus eventos resaltando su “cacaraqueado” prurito morenista y de la 4T, ideologizando la información oficial de una manera grotesca y pueril. 

El razgo más significativo de su retórica, es su frase “No vengo a robar!!! Y el otro verdaderamente patético “No tengo para comer” (sic.). Y su desgastada recurrencia, sobre las finanzas y administración municipal, sin tocar hasta hoy las células que Evodio dejó incrustadas en áreas de puntos sensiblemente particulares de movimientos financieros y de control de servicios y obra pública y de su querencia por pedir prestado, endeudar al H. Ayuntamiento de Acapulco, y con su indeleble tatuaje en la frente de diputada federal corruptora de jueces. Cómo puede vender honestidad hoy.

Acapulco sigue esperando quien se ocupe de ella, y parece que seguirá esperando si los propios acapulqueños No hacen más que algo para salir del marasmo, la marginación de ser una ciudad tercermundista, y no seguir vendiendo sueños y atender con firmeza que es prioritario dejar el chauvinismo que impide ver la realidad de la pecera en que se encuentra.

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