uego de 20 kilómetros caminando, desde la loma, Loba Negra divisó el caserío, luces de ocote denotaban la presencia del ser humano; cuando el sol saliera, Loba Negra estaría en Norogachic, Chihuahua.

Su paso levantaba el polvo, sus pies descalzos no sentían el filo de las piedras ni el calor de la tierra; la miraban asombrados; hermosa y enigmática; era una incógnita.
El sukúruame, líder, de Norogachic, salió a su encuentro, cruzaron miradas; él con el ceño fruncido, ella con su negra mirada dominante. Él sintió el mando mental y tembló, ella satisfecha, dueña de la situación.

El brujo, puso su brazo en el hombro de Loba Negra, alzó la vista hacía la muchedumbre y gritó: ¡Habrá Tesgüinada! Gritos alegres, tendrían fiesta. El brujo cautivado por la hermosa mujer; el festejo duró toda la noche; bebió sin descanso, luego los dos, se fueron a casa de aquél, abrazados e hicieron el amor.

Loba Negra conocía de la hechicería, experta en la extracción de gusanos en las heridas; soñaba lo que provocaba los males; dispuesta a servir y recibía pinole, maíz, borregos y tesgüino que el brujo consumía y siempre estaba borracho.

Todos le temían, dominaba al pueblo, muchos enfermos murieron al diferir en sus opiniones y nadie la contrariaba. El brujo dormía, Loba Negra se acercó sigilosa y sus manos como garfios del cuello del hombre, él ni sintió la muerte. Extracto de mi libro Sobre las huellas.

CONTINUARÁ MAÑANA …

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