AAndrés Manuel López Obrador los principales jefes militares ya le vendieron la idea de que entregándoles al único cuerpo civil armado, la Guardia Nacional, podría gobernar como “Alteza Serenísima”.

Está en su mente hace tiempo perpetuarse en poder, por eso una vez en la presidencia comenzó a empoderar a jefes militares y darles negocios civiles que han envilecido a varios.
Al mismo tiempo ha ido sustituyendo a los funcionarios de alto nivel y dejando a incondicionales que sin él no tendrían ni empleo en un ayuntamiento pequeño.
Lo mismo ha hecho con las gubernaturas, poniendo a figuras cada vez más ineptas y con vínculos con la delincuencia organizada, como paso en Tamaulipas, Quintana Roo y Oaxaca.
López ha anunciado que durante las celebraciones del 16 de Septiembre entregará al Ejercito a la Guardia Nacional y no creo que piense que un decreto bastaría para ello.
En su locura, AMLO, subordinaría la GN a un general sospechoso de vínculos con grupos del crimen organizado y su paso por la Guarnición de la Plaza en Piedras Negras, es historia pura.

Si el uniforme de gala de generalísimo que ha utilizado Luis Crescencio Sandoval en varios festejos no le da a López una clara idea de quién es su general, el tiempo lo hará.
Corromper a jefes del Ejercito y luego entregarles la seguridad pública es la peor idea que ha tenido un presidente que pasará a la historia por ser inepto entre los ineptos.
Ya que se siente tan ducho en la Historia de México, debería revisar que le pasó a Francisco Madero cuando se le ocurrió la idea de entregarle todo el poder militar a Victoriano Huerta.
O debería analizar lo que le pasó a Isabelita Perón con Jorge Rafael Videla o a Salvador Allende con Augusto Pinochet, porque una vez que los depusieron ni peronismo ni socialismo.
Es claro que sabe que la iniciativa para militarizar la seguridad pública, cuestión que va contra lo dicho y prometido por él mismo, no pasara el filtro del Congreso.

Tampoco pasará el filtro de la Suprema Corte un decreto visiblemente ilegal, que viola la Constitución que él mismo pidió reformar para crear la Guardia Nacional.
Tiene razón Macario Schettino cuando recuerda el viejo chiste de que lo peor que le podría pasar a México no es declararle la Guerra a Estados Unidos sino ganarla.
Pero López Obrador no ha oído ese chiste y creo que en cuanto al TMEC, piensa envolverse en la bandera nacional y luchar por una soberanía que él ve dentro de los barriles de petróleo.
Hay muchos rumores de que López sabe que no llegara en pie al 2024 porque ya sufre una enfermedad terminal y por eso algunos días parece desencajado, ojeroso, con el semblante perdido.
Lo que sí es muy previsible es que aún con el proceso que intenta fincar contra Enrique Peña Nieto, cabeza visible del Grupo Atlacomulco, Morena no ganará el estado de México.

Tampoco será fácil ganar Coahuila donde el PRI tiene más control de lo que parece desde el centro, y donde el gemelo del Chino Herrera tendrá más problemas que apoyo dentro de Morena.
De hecho creo que sabe que el Grupo Atlacomulco, que decidió dejarlo ganar en 2018 para no tener que confrontar la furia de Donald Trump, tiene armas para dejarlo hincado.
Las derrotas en Estado de México y Coahuila en el mismo año en que iniciará el proceso para las elecciones generales de 2024, serán su tumba política y quizá por ello busca refugiarse en una asonada militar.
Es claro que sabe que los vecinos del norte podrían tolerar una dictadura militar, pero nunca una dictadura castrista, eso además que los militares no les gustaría vivir como cubanos.
No creo que a estas alturas AMLO siga creyendo que son buenos los resultados de aceptación que le dan las encuestas mal hechas o cuchareadas por firmas que tienen contratos con su Gobierno.

López nunca asume que en 2018 los votantes que le dieron el triunfo fueron los que elegían al PRI o al PAN, pero cansados de nunca pudieron frenar ni la corrupción ni la violencia, lo apoyaron.
El tabasqueño debería entender que los márgenes de popularidad que le dan encuestas pagadas, no existe y que es ya tan impopular como lo era Peña Nieto al final de su gobierno.
Las dos encuestadoras internacionales y serias que no cobran en nominas oficiales, Ipsos y Cid-Gallup, no ven la luna de miel que manifiestan las encuestas que lo hacen vivir en el cielo.
Según Ipsos tanto como el 72 por ciento de los mexicanos desaprueban el gobierno de López Obrador y, CID Gallup dice que la aprobación de AMLO es de sólo 39 por ciento.
Evidentemente, llegar a 2024 con un INE independiente y con alguno de los tres putativos obradoristas como candidato, sería la muerte de Morena y el principio de la persecución.
El otro ingrediente al que se enfrentaría en 2024, es que el país ya vivirá la crisis fiscal que debe reventar a final del año o a comienzos de 2023, lo que ocasionará una reacción en cadena,
Pero como todo le sale mal, un cuartelazo le saldría peor.

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