¿Cómo explicar ese sentir? El orgullo de a dónde voy; de bajar del Metro en esa estación -CU- que durante tres años pisé para acudir a mi formación profesional.


Para narrar a través de una pluma -más bien de mis dedos- qué siento como ¡Reportera! Presenciar y participar un Segundo Encuentro Nacional de Periodistas, donde hubo verdades y exigencias.
Cómo describir esa sensación que saboreo y no desdibuja mi sonrisa, a pesar de saber que mi profesión la manchan de sangre por decir la verdad.
Como plasmar ese orgullo de caminar por esa vereda con mi atuendo azul y oro, como en aquella época de alumna, donde no sabía de agresiones por ejercer el periodismo.
De recordar a una generación, la última que salió de la vieja Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, para ser la primera que egresó de la nueva en Copilco, allá por 1985.
Con el tatuaje ¡Puma! En mi corazón, en mi piel, en mis ¡Acciones! libres.
Con mi pensamiento crítico que muchos ven bélico y que otros, son de cotidiana denostación desde lo oficial.
Con esos jóvenes que caminan apresurados a formarse y forjarse una ¡Libertad de expresión! Y ¡Pensamiento!
Con esa frase que enmarca un muro, y en la que coincido: “Hermana, yo sí te creo, a ti no AMLO”.
En una facultad, donde no idolatran a un presidente, donde lo criticaron, porque no sabe de ese sentir.
Porque siempre da motivos, y fue la coincidencia de ponentes en un recinto de orgullo al que regresé después de 37 años.
A esa casa que me formó y forjó para ahora moderar una mesa de un encuentro de periodistas.
¡Qué sabe él! Que se encierra en cuatro paredes y limita la autonomía, la ¡Libertad de Expresión!
Que con soberbia declara hoy mismo en su mañanera contra quien cree opositor: “tienen libertad para actuar, pero que no haya cerrazón”.
Que sabe él, que en mi caminar, desde que supe pisaría de nuevo CU, me hizo pensar constantemente en su sentir hacia la Máxima Casa de Estudios y el periodismo.
Que desde que arribé a ese lugar que me formó, hoy tan distinto, tan cambiado, me enorgullece ser ¡Periodista! Azul y oro.
Que me da de nuevo la oportunidad de oír a mis pares, como Rodolfo Montes, que con valentía advirtió:
“Sin duda, con la mano en la cintura, nos mandan matar;
Nuestros asesinos, también son capos del narcotráfico”.
Que me dejó de nuevo aprender al escuchar a Jorge Melendez, quien en ese auditorio “Pablo Gonzalez Casanova”, recordó que el campo de batalla es ideológico.
Como bien lo hizo, al participar y señalar que las autoridades, ¡todas!, hablan mucho, realizan cambios y no resuelven problemas.
¿Quien mandó a matar a Manuel Buen Día?, recordó, antes que Artículo 19, a través de Pedro Cárdenas, hiciera retumbar las paredes, al no olvidar las acciones gubernamentales en torno a los homicidios de periodistas.
Ellos, como yo, como Sara Mendiola, Jan Alberto Hootse y Balbina Flores (Reporteros Sin Fronteras) no olvidaron mencionar a Andrés Manuel López Obrador y su gobierno.
Su apología de la violencia contra el periodismo y el periodista.
Hablaron de esa realidad que rebasa con homicidios de periodistas a su administración.
De partidos políticos, que dijo Cárdenas, “no hay ninguno que no haya agredido a la prensa”.
De un gobierno que ha normalizado y justificado con su discurso mañanero la violencia, las agresiones a la prensa.
De un Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores a Derechos Humananos, con un Alejandro Encinas, protocolos de seguridad, ineficiencias.
Por eso Mendiola, sostuvo que “la sociedad, debe saber por qué al periodismo, se le agrede”.
Y por qué todos coincidieron que a los periodistas en este país ¡No! Se les debe ver como criminales.
Fue una mañana de satisfacción muy mía y de coincidencias muy de todos: ¡Ni un periodista más asesinado en México ni un periodista más desaparecido!

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