“JACKO, ABUSO DE PODER”
Por: MARTÍN MARTÍNEZ OLVERA
FacebookTwitterWhatsAppPinterestEmailCompartir
En este México que se autoconstruye en elecciones para mostrar el rostro que considera quiere (y merece?) el respetable elector y electora, existen valores que no cambian la base que establece las condiciones de la democracia; sin embargo, también permanece en esta base, la idea de que la ley se hace para ser violentada y de que quien muestre más antivalores puede ser considerado la o el mejor cuadro que represente en el tiempo, ese segmento que lo identifique.

Pero ¿a qué se debe esa percepción bajo ese parámetro que tienen habitantes de un país, estado, municipio, distrito, etc., para determinar a su representante? A la existencia o no de una cultura de la democracia? Quién construye esa cultura? El poder?, o la ciudadanía.
El desempeño de la clase política determina la percepción de la política?
Creo que, al menos, contribuye a ello si consideramos que aún existe una baja información política en la sociedad y que se toma la idea de lo que es y hace una y un político, a partir de lo que haga, diga y muestre en su vida cotidiana.
Cuando un representante de la clase política exacerba sus emociones y deja caer en sus palabras la sentencia contra una o un ciudadano, no solo es apreciado como una o un político que carece de valores, sino que tampoco es digno de confianza.
Pero cuando un político o política se esfuerza en descalificar un medio, o un periodista, cómo podría detenerse en participar en una reforma del estado, o considerarse que tiene interés en servir a una sociedad si lo rige la prepotencia y el abuso del poder.
Hace unos días, el Diputado Joaquín Badillo Escamilla, que usa el nombre coloquial de Jacko Badillo para hacer sinergia ciudadana, levantó una calumnia contra un comunicador de Acapulco, y fue más allá, intentó con su fuero aplicar sanción a los medios donde colabora.
Es esa conducta el mejor reflejo de un político que quiere representar un poder? O para hacerlo, debe recurrir a la actuación por conveniencia y aplicar el recurso de la disculpa para continuar gozando de las mieles del poder.
El Diputado Joaquín Badillo, cuadro joven que militó en el PRI, de donde salió para ir por el Partido Verde Ecologista de México en busca de la presidencia Municipal de Acapulco, donde fue desconocido por cazar tiburones, acción que lo lanzó a la diputación por el Distrito Nueve postulado por MORENA y hoy, para intentar ser Presidente de la Mesa Directiva sale de ese Movimiento y regresa a una de sus mejores casas, el Verde, para desde ahí ser postulado dos veces, las mismas rechazado, para esa posición.
Quizá pueda llegar si los acuerdos fluyen en estos días, pero hay un costo que tendrán que asumir quienes lo apoyen y respalden, el Diputado ha perdido la confianza porque él perdió el rumbo. Los costos pues, serán caros, algunos medibles con recursos económicos, otros con la permanencia de la democracia. ¿Surrealismo?