EULOGIA VILLAGRANA VICENCIO, LA ÚLTIMA ARRIERA
Por: MARY TERE SCHEPERS
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Que tal amigos, este día les platicaré de la otra mujer peculiar Doña Eulogia Villagrana, la última arriera de los 1900s.

Doña Eulogia Villagrana Vicencio nació en Nóstic, municipio de Mezquitic, Jalisco, el 13 de septiembre de 1903.
Eran los tiempos del papel fundamental de las mujeres, para los familiares que se dedicaran a este trabajo, debían apoyarlos con la preparación de sus alimentos para el viaje -especiales para el caso-, y la atención de los negocios domésticos durante sus prolongadas ausencias. Sin su ayuda no hubiera existido la arriería.
Muy joven, Eulogia ayudaba a su padre y hermanos, a cargar y descargar burros; se casó, pero pronto enviudó, sólo conocía el oficio familiar para sacar adelante a sus hijos, decidió dedicarse de lleno a la arriería, aprendida en su juventud.
Inició con carga de frutas como: naranjas, plátanos y cañas y luego transportaba mercancía de los mercaderes de Villa Guerrero hasta Los Amoles, en el cordón de la Sierra Huichola, a día y medio de camino. A su regreso de la sierra, traía madera.
En esos trayectos se hacía acompañar por dos de sus hijas; arriaban ocho burros: “salía de Villa Guerrero oscura la mañana y me quedaba a dormir en Toros Gachos, arriba de Patoltita, y al día siguiente subía a la cumbre de la sierra para llegar allá como al mediodía”. Comentaba Eulogia.
Eulogia, con su fuerte figura y su carácter, la hacían ver como una mujer resuelta y brava, se supo hacer respetar siempre.
En el trayecto por los abruptos y solitarios caminos de la Sierra Huichola más de una ocasión le salieron los bandidos, pero armada con una pistola 38 Súper, aguerrida como era, les hacía frente haciéndolos huir despavoridos.
Al pedirle su opinión sobre los arrieros hombres, dijo: “Yo a los únicos que necesité una vez les pagué su flete, pero ya no me quedaron ganas de contratarlos otra vez; me cobraron muy caro”.
Doña Eulogia Villagrana Vicencio Murió en Villa Guerrero, Jalisco, el 20 de abril de 1995, luego de haber dedicado a la arriería la mayor parte de su vida en la que dejó ejemplo de tesón.
Relato plasmado en la obra de Salvador Ortiz Vidales, “La Arriería en México” (1929).
Sin dudas dos grandes y valientes mujeres que antepusieron su tesón de salir adelante a prejuicios machistas.