Tras Bambalinas. Ajuste de cuentas

Por JORGE OCTAVIO OCHOA.

Ahora que ya se va, es bueno empezar un recuento de las mentiras que desparramó desde el inicio de su mandato. El “No a la Militarización”, que estampó en una foto con una pancarta, se convirtió en la farsa más grande de su mandato.

Pero no fue la única. Andrés Manuel cerrará su sexenio con un sistema de salud desgarrado, desarticulado, con el Insabi, convertido en ojo del huracán de la corrupción, en el que está envuelta la 4T, sólo detrás del caso Segalmex.

Ni será el mejor sistema de salud que hay en el mundo, ni podrá resolver la grave distorsión que se ha generado en la distribución de medicamentos, en el manejo de la cartilla de vacunación, y en la centralización federal del presupuesto del sector.

El IMSS-Bienestar solo vino a sepultar, bajo pretextos de “seguridad nacional”, los contratos amañados, de gente muy cercana a López Obrador, como es el caso del propio Alejandro Calderón Alipi.

En un país auténticamente democrático, el mandatario debería ser sometido a juicio político, no sólo por estos hechos, sino por el brutal ataque al INESuprema CorteTribunal Electoral e INAI.

Eso nos coloca hoy ante una desigual contienda electoral, donde una de las candidatas tiene a su servicio no sólo el apoyo del primer mandatario, sino los recursos políticos y operativos para adueñarse, por ejemplo, de la Bandera nacional.

Apuntalado por la miseria y la necesidad de millones de mexicanos, AMLO mantiene una aceptación superior al 54%, cifra que se desploma cuando la pregunta se cierra sobre temas específicos en los que el régimen ha fallado rotundamente

·         Seguridad

·         Violencia

·         Salud

·         Educación

Con esos changuitos en la espalda, la tarde del viernes 1º de marzo, los morenistas experimentaron por primera vez la ausencia de su líder carismático, único capaz de eclipsar totalmente a Cuauhtémoc Cárdenas, a quien han olvidado totalmente.

Para este no hubo un solo reconocimiento ni mención. El discurso de arranque de Claudia Sheinbaum, estuvo centrado en subrayar la protección al “legado López Obrador”. Pero pronto se convertirá en una loza.

Bien dicen que los templetes y los mítines públicos están reservados para gente especial, y ella sigue sin conectar con las masas, por más que las estructuras partidistas quieran llenar el Zócalo con acarreados.

No es lo mismo la concurrencia real y voluntaria de quienes fueron el 18 de febrero, al traslado masivo de contingentes, en caravanas provenientes de todos los estados, al más puro y feo estilo PRI.

La primera señal de que las cosas no van bien para la 4T, fue el escenario. El tiro de fotografía, tuvieron que moverlo de Palacio Nacional a la Catedral Metropolitana, porque los padres de los 43 de Ayotzinapa no quisieron moverse.

¿Por qué? Pues porque se sienten engañados por el régimen, que desde el principio politizó la desgracia, quiso poner en el banquillo de los acusados al anterior sexenio y solo quedó como encubridor. ¿De quién? ¡De los militares!

Así, el de Claudia, fue un discurso plagado de compromisos, pero con López Obrador, y un dislate que pareciera premonitorio: vamos a “seguir con la corrup…” 4ª transformación. ¡Ups!

Por si fuera poco, el propio López Obrador tuvo que empezar la veda electoral y el principio del fin de su mandato, con un lamento, por la muerte de 4 militares, emboscados en otro acto de narco terrorismo. Los despedazó una mina terrestre.

LÍDERES DE PARTIDO, HACERSE A UN LADO

Sin embargo, los saldos negativos no son sólo para el régimen. Los partidos de oposición tendrán que entender que las figuras de “Alito”, “Markito” y “Chuchito” se han convertido en un pesado lastre para Xóchitl Gálvez.

Lo mismo ocurre con los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón. Cada vez que ellos aparecen, restan puntos a la figura de la candidata. Ensucian todo lo que tocan, apestan los ambientes y explican el por qué Xóchitl no puede despegar.

Ese es el ambiente en el que arrancó la contienda electoral más grande de México, en medio de un país que se incendia, con al menos medio centenar de municipios donde se podrían suspender las elecciones.

López Obrador cerrará su sexenio con más de 180 mil muertes violentas, entre ejecuciones y actos de TERRORISMO. Más otras 800 mil muertes derivadas de la pandemia, de las cuales el régimen ya admitió al menos 600 mil.

En paquete, en este arranque de año, hubo una serie de asesinatos en Zacatecas, que incluye a dos miembros de la familia Monreal, una escalada de violencia en Chilpancingo, Taxco y Acapulco, y la brutal expresión de NARCOTERRORISMO en Michoacán.

Junto con ello, las cínicas exoneraciones que hizo López Obrador de Cuauhtémoc Blanco, Evelyn Salgado y Cuitláhuac García, los gobernadores peor calificados de México.

Sin embargo, los medios también jugaron su partido. El proceso arrancó con entrevistas amañadas, donde no le preguntan a Claudia por la Línea 12 ni el Colegio Rébsamen.

Primeras planas desequilibradas, con las megafotos de la concentración en el Zócalo, de Claudia, y pequeñas imágenes de Xóchitl donde se hace poca referencia a la marcha de madrugada, entre veladoras, en Fresnillo, Zacatecas.

Se nota que han vuelto los “convenios” de publicidad. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *