Por: Miguel Ángel Mata Mata

LOS VIDRIOS
Los niños de hoy no lo comprenderán.
Hubo un tiempo en que éramos felices con pedazos de vidrio metidos en un tubo, al que le dábamos vuelta. Nos emocionábamos con los pedacitos de vidrios de colores que tomaban distintas posiciones.
Nuestra imaginación hacía el resto.
Se llamaba Caleidoscopio.

LOS OTROS VIDRIOS
Al crecer conocimos otro tipo de vidrios.
Algunos nos aventuramos a la revelada de fotos blanco y negro. Lo primero que supimos fue que un pedazo de papel blanco, empapado en cloro y luego puesto a secar, imprimiría una imagen, si esta fuese reflejada a través de un vidrio de aumento en la superficie de ese papel.
Los vidrios de aumento. Esos maravillosos redondos que hacían crecer las cosas. Esos, con los que jugábamos, a vernos caras grandes. Ojotes. Narizotas. Bocotas.
Esos vidrios peligrosos que, cuando dejábamos pasar la luz del sol a través de ellos, y dirigíamos ese rayo de luz solar a un pequeño punto en un pedazo de papel ¡Habría fuego!

LOS VIDRIOS DE OTIS
Hace cuatro meses el viento se llevó, entre otras cosas, pedazos de vidrios arrancados de las ventanas de todas las casas de la ciudad. Los árboles arrancados acompañaron ese impresionante vendaval y los depositaron allá arriba, en los cerros de Acapulco que llamamos Parque Nacional El Veladero.
El Sol, cuando apareció con esa calma que llega luego de la tormenta, quitó la humedad a todos los troncos de los árboles que fueron depositados allá arriba. Luego de cuatro meses esos troncos se han convertido en algo así como en una materia inflamable como el papel.
¿Y si de repente esos vidrios dejan pasar los rayos del sol, a través de ellos, y reflejan su calor en los secos troncos de madera que parecen papel?
No hace falta ser bombero, técnico de la Comisión Nacional Forestal. Basta el sentido común: tenemos, en todos los cerros que rodean al puerto, un caleidoscopio que gira al ritmo circular del sol y refleja sus rayitos de luz y calor para convertirse en fuego, en la seca leña que parece papel.

LOS INCENDIOS
Desde hace cinco días el fuego consume los troncos secos en una zona comprendida entre la colonia Dragos y Cumbres de Llano Largo, cerca de Las Brisas. Y avanza rápidamente.
Los esfuerzos de técnicos especializados de la Comisión Nacional Forestal y las respectivas secretarías y direcciones de protección civil estatal y municipal abonan con lo que pueden.
Este domingo se les terminó la gasolina para las motosierras con que los técnicos pintan límites al incendio haciendo algo así como franjas de tierra llamadas corta fuego.
El gobierno del estado de inmediato les envió lo que necesitaban y siguieron con su labor.
Pero no será suficiente.

LA PREVENCIÓN
Desde hace cuatro semanas, una cuadrilla de al menos diez camionetas de la Comisión Nacional Forestal guarda sus vehículos en un estacionamiento del centro de la ciudad.
Desde entonces, todas las tardes bajaban de los cerros llenos de hollín y tierra ¿Qué hacían allá arriba, en los cerros?
Apoyados con helicópteros de la Marina y la CFE retiraban toneladas y toneladas de madera seca que pudo haberse incendiado mediante ese proceso de vidrios, rayos de sol y calor que provocan lumbre.
Todo iba bien. Pero el fuego saltó por otro lado.

DRAGOS
La colonia Dragos, ubicada por donde comienza la avenida Escénica, por Puerto Marqués, fue fundada luego de una invasión, por militantes de un partido político muy cercano a los gobiernos.
Han logrado escriturar a favor de sus seguidores, a pesar de que el pleito en tribunales avanza.
Ahora que pasó el huracán, y dejó amplias zonas sin vegetación, a alguien, de esa colonia, se le ocurrió meterle lumbre a los troncos secos para invadir mayores extensiones de tierra.
La secretaría de Protección civil del gobierno del estado lo sabe. La dirección de protección civil municipal lo sabe. Los técnicos de CONAFOR lo saben.
El incendio forestal fue provocado por la ambición de invadir mas tierra para vender predios irregulares.

¿HARÁN ALGO?
Los esfuerzos para prevenir incendios en otras zonas se han detenido porque los técnicos que prevenían ahora apagan fuegos. El riesgo de que el fuego alcance zonas habitacionales es real.
¿Habrá una acción legal en contra de quien provocó el incendio?
No lo creemos.
¿Por qué?

LAS CAMPAÑAS
Y mientras el calor aumenta en los cerros de Acapulco, los candidatos a todo, andan como aquel dicho que sentencia que no hay crudo que no sea humilde.
Éstos cientos de aspirantes a administrar nuestros impuestos, en su beneficio, andan que no caben de humildes, simpáticos, saludadores, invitadores y ciegos.
No ven ni sienten los incendios. No les importa. Ellos quieren ser candidatos… aunque sea a Rey Feo.
Ya se los cobrarán.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *