La democracia en México ha tenido varias señales de enfermedad, la han querido rasgar desde dentro para quitarle el funcionamiento vital y la han querido dominar desde el pensamiento cambiando el sentir de su esencia. Han sido tan evidentes esos síntomas que ante estos avisos de afectaciones a su estado de salud, ha tenido que salir la ciudadanía a oxigenarla desde fuera para inyectarle la fortaleza que su vida requiere para seguir siendo útil en dar certeza a la decisión mayoritaria.

La expresión ciudadana que cuida y vela la democracia, que otorga el mismo rango de valor a todo mexicano y mexicana en el voto, tiene sin embargo, el riesgo de pasar al nivel de la peligrosidad de la expresión libre que significa vida, para coartarla hasta quitarle el oxigeno y pasarla al estado de cosas no útiles para los intereses de un individuo.

Qué prevalecerá en ese estado de intereses que ha usado la palabra para confundir a la sociedad, atrapar su mente y someter sus sueños? El miedo a darse cuenta de que tienen alas para elevarse? O el sometimiento a la voluntad hasta aniquilar su deseo de manifestación.

A unos días de que estemos en el sitio exacto para revitalizar la expresión ciudadana, de que consideremos que cada voto representa no solo una determinación de simpatía, sino de responsabilidad, de que crucemos una boleta y con ello determinemos la ruta del país, parece que existen planes para no respetar esa voluntad.

Los avisos que han contribuido a la afectación de la salud de la democracia han sido distintos, cada uno ha representado la seriedad de ser tomados en cuenta y sin embargo, cada uno ha sido descalificado desde el Poder haciendo más difícil la recuperación de la salud de la democracia.

Será que este domingo 2 de junio juguemos con la Democracia? Será que no entendamos el juego perverso de inhibir la participación para asumir un seudo liderazgo emanado del ego, de la mitomanía? será que no estemos a la altura de las circunstancias de un país que tiene un compromiso colectivo de construir un sistema que respete las leyes, que cuide la justicia, que vele por todas y todos en su progreso? Será que estemos jugando con el valor de la paz

que también representa la democracia? Lo sabremos la próxima semana, cuando se haga el recuento de los votos, cuando veamos cuántos salimos a votar, las características de la elección, las particularidades del proceso en cada entidad, región, circunscripción, municipio y veamos como construimos los Congresos, las Alcaldías, la Presidencia de la República.

Ahí sabremos si la democracia permanece con vida, o cada una y uno de nosotros, contribuimos a su muerte, que nos la cobrará la historia. Surrealismo?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *