Luis Spota: escritor, periodista y fundador de la Comisión Mundial de Box y Lucha, deporte que amaba desde su niñez. Su padre, un italiano inmigrante, lo practicaba como amateur, le invitaba a boxear para que formara su carácter, le decía: “No hay derrota si persistes”.

El box, no lo aparto de su pasión por la escritura y la vida. Y ninguna de las dos fue fácil. Desde muy joven tuvo diferentes trabajos que apenas le daban para comer: vendedor de libros, repartidor de volantes, camarero en el Café Regis y otros; la escritura, su exaltación, se convirtió en su sustento de vida.

Se desarrolló con éxito en los medios impresos, que, a la vez, le acercaron al círculo de poder político de México. Se alejó de la “élite intelectual”, se cree que la desdeñaba. No le importaba ser reconocido por escritores como Carlos Fuentes u Octavio Paz, cercanos al poder político.

Decía que su “creación novelística y periodística existiría pese a opiniones de otros intelectuales”. Aguantó los golpes de Luis González de Alba, Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, que, molestos, denigraban su novela La Plaza, que incluía párrafos escritos por ellos. Los intelectuales reconocidos, no quieren a los nuevos valores, se creen los dueños del saber.

Spota soportó todos los golpes y nunca fue noqueado; realizó un excelente trabajo como fundador y presidente del Consejo Mundial de Box y Lucha, conformado por 11 países: luchó hasta que falleció un veinte de enero de 1985. Y, como él pronosticó: su obra sigue y seguirá vigente. FUENTE: Cinconoticias.

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