GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA, el senador pendenciero por Morena, pero además, hocicón, provocador, grosero, corriente y en suma, un mal ejemplo a seguir, además de una vergüenza para todos, incluso para su partido, estará en Guerrero. Según su promotor, y empleado, viene a Guerrero a dar a conocer su informe legislativo como presidente de la Mesa Directiva del mismo Senado de la República.

Según Rubén Cayetano, estará en diversos municipios del estado, principalmente de la Montaña, en donde la última vez que estuvo en Tlapa, le mentaron su madre en nahua, tras ofender a las autoridades de ese municipio, cuyos ciudadanos, la mayoría humilde, es gente digna, honesta y trabajadora, que no se deja de nadie, menos de tipejos sin escrúpulos, mezquinos y sinvergüenzas como lo es quien desprecia a los pobres.

¿Así qué, a qué viene Gerardo Fernández Noroña a Guerrero?

La pregunta salta a la vista porque como senador de la República o como diputado federal, nunca y nada bueno le ha traído a Guerrero, ni siquiera un kilo de frijol para los nahuas, los tlapanecos, los amuzgos y los mixtecos a quienes ahora pretende visitar, no en tiempos de desgracia como el huracán Otis, de hace dos años, y el huracán John, del año pasado. Y eso, hay que decirlo, cuando ya ganaba como senador, es decir, mucho dinero, a tal grado que se compró una casa de 12 millones de pesos.

No. Noroña, quien en el discurso grita que está a favor de los pobres, pero que en corto vive como los millonarios a quienes dice detestar, a grado tal que ahora se conduce en camioneta blindada y en aviones privados, y viaja a otros países en primera clase, nunca ha hecho nada por el estado, menos en situación de tragedia como el puerto de Acapulco, devastado por los huracanes antes citados. De todos los políticos de su partido, el senador de la República, que fue como turista a llorar a Medio Oriente, por los destrozos de una guerra, nunca se conmovió por los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos que perdieron todo en el 2023 y en el 2024.

¿Qué hizo Noroña entonces? Ignoró la desgracia de los guerrerenses, el llanto y el hambre, pero también la sed que tenían. Hizo como si no pasara nada, como hasta hace poco con los habitantes de Poza Rica, Veracruz, que por los las lluvias de este año se inundaron. ¿Por qué no va, aunque sea a destiempo, a llevarles un poco de ayuda? No lo va hacer porque es vil, desalmado…

Así que, la pregunta es la misma: ¿A qué viene a Guerrero?

¿A informar “al pueblo”, del cual se ha olvidado en los momentos de desgracia? ¿A decirnos lo que hizo como presidente del Senado? ¿Viene a informar de sus desplantes, de sus provocaciones, de los pleitos que tuvo con los senadores? ¿Viene a decirnos lo orgulloso que se siente de haber humillado a un ciudadano común, a quien obligó a que le pidiera disculpas por una supuesta agresión a su persona?

¿A eso viene a Guerrero? ¿A presumirnos que de perico-perro hoy es millonario? ¿Qué se compró una casa de 12 millones de pesos, mientras la gente de la Montaña, apenas sobrevive?

¿A qué lo trae Rubén Cayetano, quien trabajó con él en el Senado?

Hay que decirlo. Fernández Noroña, como los de su clase, nunca, de los nunca, en su tiempo que vive de la política, que es toda la vida, ha sido productivo. Vive, y ha vivido, del sistema, del discurso incendiario que en vez de unir, divide. Que en vez de mejorar, atrasa; que confronta, que genera odio, que insulta, que humilla, y que miente…

Guerrero es un pueblo de bien. Con hombres y mujeres de trabajo. Es un pueblo bueno, con esperanza de un futuro mejor. Y en consecuencia, eso esperamos, no gente indeseable, despreciable, por decir lo menos.

Así que, Noroña: ¡TLAKAJTILI MONANZINT!

Comentarios: ayala.jc30@gmail.com

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