Me enviaron una nota periodística que afirma que el abogado Alfonso Javier Flores Padilla, fue nombrado titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. Es quien admitió el primer amparo promovido por Hernán Bermúdez Requena contra la orden de aprehensión en su contra, por sus presuntas ligas con la delincuencia organizada.
Lo anterior parece formar parte de un plan concebido desde que fue detenido en Paraguay, luego llevado a Colombia, no se sabe a qué y después con escala en Tabasco, la tierra del ex Presidente, sin ninguna explicación. Pero con la sospecha de haber sido amenazado si decía verdades y con la promesa de ser rescatado del encierro en el Centro Federal de Reinserción, en Almoloya.

El nombramiento parece un pago por los servicios prestados a los más encumbrados políticos con sus nombres manchados por todos los indicios de corrupción y desde luego, para protegerlos de cualquier confesión que las autoridades pudieran obtener de la única cabeza hasta hoy capturada. Se nota una preocupación profunda por mantener intacta la figura de Adán Augusto López Hernández, aunque continúa tiznada. Pero también la de sus protectores, el ex Presidente y la actual mandataria.
Lo anterior también es clara muestra de que los abrazos sólo dejaron de expresarse, pero que continúan disfrazados de ataques a las causas que originan la criminalidad sin límite que hoy vive México. Sin duda, merecemos una prueba de que eso ha funcionado. No con las cifras maquilladas o inventadas por la autoridad incompetente. Sino con las reales que seguramente jamás aparecerán y que, por esto, convierte a quienes tienen la obligación de informar a los gobernados, en los grandes sospechosos.
Cada paso que se da en materia de aplicación de la ley, es prueba fehaciente de esa protección a los políticos, siempre y cuando pertenezcan a Morena, convertida en refugio de los que la quebrantan. Principalmente políticos que dejaron una estela de latrocinios tras de sí y sin importar el partido del que provienen, han encontrado el escaparate protector de esta organización.
Los ejemplos son abundantes. Gobernadores señalados de haber cargado con todo el oro de las diversas instituciones que encabezaron, alcanzaron la gracia de Morena. Unos para ser enviados a otros países en calidad de representantes de México y otros cobijados en este mismo partido, con cargos diversos. Bendito México que así trata hoy a sus peores políticos.
Bermúdez Requena es un peligroso eslabón en el presunto contubernio de autoridades muy importantes, como el ex gobernador de Tabasco, hoy aún coordinador de la bancada morenista en el Senado, quien, en un gobierno que respeta el Estado de Derecho, ya hubiera sido separado de su cargo y sujeto a investigación por las autoridades correspondientes. Aunque las sospechas van mucho más arriba.
La nota informa que, en su última adscripción en el Poder Judicial de la Federación, como Juez Décimo Segundo de Distrito con sede en Tijuana, Baja California, Flores Padilla admitió en julio pasado, el primer amparo que promovió Requena, presunto líder de La Barredora en Tabasco, contra la orden de aprehensión en su contra por los delitos de asociación delictuosa, secuestro y extorsión. Infracciones que hoy pretenden ser consideradas hasta normales.
La prensa publicó que, desde el primero de noviembre, el ex juzgador, relevó en el cargo a Ricardo Salgado Perrilliat, a quien el pleno del Senado designó como integrante de la Comisión Nacional Antimonopolio por periodo de seis años. Dice la nota. En julio anterior, el juzgador le otorgó al supuesto mando delictivo la suspensión provisional, pero los términos en que concedió esta medida protectora no impedían que fuera capturado.
Después de admitir el amparo promovido por Bermúdez Requena, “Flores Padilla se declaró incompetente para continuar con el trámite de ese amparo.
PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz


