Por Abel Miranda Ayala
En menos de una semana dos alcaldes fueron asesinados en el estado de Guerrero, uno electo en el municipio de Copala perteneciente a la región de Costa Chica, quien fue atacado cuando viajaba en un autobús rumbo a su pueblo y el otro el actual gobernante del municipio de Malinaltepec en la región de La Montaña Alta, quien fue retenido por pobladores de una comunidad y su cuerpo apareció en la batea de una camioneta.
En ambos casos la Fiscalía General del Estado (FGE) ha iniciado las correspondientes carpetas de investigación sin que se tenga un indicio claro de quien los atacó o cuál sería el móvil del crimen.

El caso Copala
En los antecedentes del caso de Copala se resalta que antes del proceso electoral se registró el asesinato del dirigente del Partido Verde Ecologista, a quien se mencionaba como uno de los principales aspirantes al cargo de alcalde, la candidatura de ese partido se asignó a una mujer familiar del occiso y ésta renunció a su postulación tras revelar que había recibido amenazas.
La voluntad del pueblo de Copala designó a Salvador Villalba Flores, un capitan de la marina en situación de retiro, que fue postulado por el partido México Avanza; el pasado lunes 17 de junio el alcalde electo viajaba de Acapulco a Copala en un autobús de servicio público cuando hombres armados detuvieron el transporte se subieron y dispararon de manera directa contra el político, para privarlo de la vida.

Malinaltepec
El alcalde de Malinaltepec fue asesinado tras ser retenido por habitantes de la localidad de Colonia de la Guadalupe la tarde del viernes, en ese sitio habría sido detenido por pobladores de Alacatlatzala con quienes mantenía diferencias por un tema de conflicto agrario, además de que le reclamaban obras que se prometieron.
En este municipio de La Montaña desde hace medio siglo se tiene un conflicto agrario por la disputa de más de 3 mil hectáreas de tierra, mismo que en el pasado ha generado enfrentamientos armados y asesinatos.
Otro factor de disputa que tiene en esta zona es el tema racial, ya que en la comunidad de Alacatlatzala son de origen Na Savi o Mixteco y en la cabecera municipal Malinaltepec la población es de origen Me’phaa o Tlapaneca, lo que genera odios raciales ancestrales.
Cabe señalar que el alcalde fallecido Acasio Flores Guerrero tenía una carpeta de investigación ante la FGE por el delito de homicidio y lesiones, derivado de denuncias que interpusieron los habitantes de Alacatlatzala luego de enfrentamientos ocurridos en el año 2020 en los que al menos tres personas perdieron la vida.

Llamado al diálogo
El sacerdote católico Filiberto Velázquez, quien en los últimos meses ha tenido fuerte presencia mediática promoviendo diálogos por la paz, consideró que ambos crímenes están marcados por conflictos previos y pudieron haberse evitado si el estado hubiera intervenido para llamar a las partes a dialogar y dirimir las diferencias.
Consideró que en ambos casos se trata de la búsqueda de poder lo que ha llevado a los homicidios, uno por poder económico que dejaría la posesión de tierras, el otro poder político “ese es el trasfondo de estos conflictos, que pudieron evitarse los asesinatos”.
Estableció que en ambos casos se tiene un riesgo mayor de que la violencia se acreciente como resultado de estos crímenes y se cometan otros asesinatos buscando venganza; “si no existe la justicia, va a existir la impunidad y básicamente pues eso es lo que ha trascendido en estos dos hechos”, por eso llamó a los involucrados a buscar otro tipo de soluciones que no conlleven a la violencia como como medio para poder dirimir estas situaciones.

Indicó que en este momento es necesario a un llamado integral en el que participen todos los sectores, que se incluya a quienes están en actividades ilícitas, pero también a quienes hacen están dentro del amparo de la ley, para que todos sumen en un esfuerzo de paz.
“Es un llamado inclusive a la población, aunque a veces más que la población son esos liderazgos caciquiles que de una u otra manera buscan perpetuarse en el poder y pues sí, amparándose muchas veces de la violencia”.
Destacó que los sitios en que ocurrieron los crímenes uno corresponde a la Diócesis de Tlapa, otro a la de Acapulco, por lo que ya no corresponde a Chilpancingo intervenir.

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